Pekín abre el sector ferroviario a la inversión extranjera para financiar sus fuertes planes de crecimiento

China tiene en marcha un plan para extender su red ferroviaria de los 74.000 kilómetros a 100.000 kilómetros en 2020, con un coste estimado de dos billones de yuanes (196.900 millones de euros). Para financiar el proyecto, el Gobierno estudia abrir el monopolio estatal al capital privado y extranjero, según el Ministerio de Ferrocarriles, e incluso colocar en Bolsa algunas líneas rentables.

El plan precisa una inversión media de 100.000 millones de yuanes anuales (9.850 millones de euros). Entre 2000 y 2004 ésta fue de 54.000 millones al año. Las autoridades estiman que la mejor forma d...

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China tiene en marcha un plan para extender su red ferroviaria de los 74.000 kilómetros a 100.000 kilómetros en 2020, con un coste estimado de dos billones de yuanes (196.900 millones de euros). Para financiar el proyecto, el Gobierno estudia abrir el monopolio estatal al capital privado y extranjero, según el Ministerio de Ferrocarriles, e incluso colocar en Bolsa algunas líneas rentables.

El plan precisa una inversión media de 100.000 millones de yuanes anuales (9.850 millones de euros). Entre 2000 y 2004 ésta fue de 54.000 millones al año. Las autoridades estiman que la mejor forma de cubrir la diferencia es dar entrada a la financiación externa. Pekín pretende subastar la explotación de líneas de pasajeros y terminales de contenedores que son rentables.

Esta reforma aleja a China un poco más de la economía planificada de inspiración soviética. Sin embargo, hay dudas sobre la rentabilidad y el interés que puedan tener los inversores privados en una actividad controlada por el Gobierno.La red ferroviaria no ha sido capaz de seguir el acelerado ritmo de la economía china en las dos últimas décadas y se ha quedado atrás respecto a otras infraestructuras, como carreteras o transporte aéreo. Sólo puede asimilar un tercio de la demanda de transporte de mercancías.

Los planes del Gobierno incluyen la construcción de 3.000 kilómetros de vías de alta velocidad. Uno de los proyectos estrella es el que unirá Pekín y Shanghai, que se disputan el TGV francés, el Shinkansen japonés y el ICE alemán. China y Alemania han firmado un acuerdo para reforzar la cooperación en este terreno, y el ministro alemán de Transporte, Manfred Stolpe, ha asegurado que el sector "ofrece a las empresas alemanas un potencial de negocio considerable". El proyecto forma parte de un plan lanzado en febrero para introducir competencia en sectores como telecomunicaciones, energía o aviación civil, en manos de monopolios.

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