La policía de Kirguizistán disuelve con mano dura las protestas contra las manipulaciones electorales

Cientos de manifestantes ocupan la Comisión Electoral para apoyar a un candidato opositor

La campaña electoral en Kirguizistán, país centroasiático donde el próximo 10 de julio se celebrarán elecciones presidenciales, nuevamente degeneró ayer en violencia, cuando cientos de manifestantes irrumpieron en la Casa de Gobierno, donde también se encuentra la Comisión Electoral Central (CEC). La multitud protestaba contra la decisión de no inscribir la candidatura del empresario Urmat Bariktabásov en unos comicios que, según todas las encuestas, ganará el actual presidente en funciones, Kurmanbek Bakíyev.

Urmat Bariktabásov es una de las tres candidaturas rechazadas por la CEC. El ...

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La campaña electoral en Kirguizistán, país centroasiático donde el próximo 10 de julio se celebrarán elecciones presidenciales, nuevamente degeneró ayer en violencia, cuando cientos de manifestantes irrumpieron en la Casa de Gobierno, donde también se encuentra la Comisión Electoral Central (CEC). La multitud protestaba contra la decisión de no inscribir la candidatura del empresario Urmat Bariktabásov en unos comicios que, según todas las encuestas, ganará el actual presidente en funciones, Kurmanbek Bakíyev.

Urmat Bariktabásov es una de las tres candidaturas rechazadas por la CEC. El problema es que la ley kirguiza no permite a una persona que tiene también ciudadanía de otro país postular a la presidencia de la República. Bariktabásov es ciudadano de Kirguizistán, y también del vecino Kazajistán.

La policía desalojó a los manifestantes de la sede gubernamental y posteriormente usó gas lacrimógeno para dispersar a las 2.000 personas que se habían congregado en la plaza Ala-Too, frente a la Casa de Gobierno en Bishkek, la capital kirguiza. Al menos 13 personas fueron hospitalizadas como resultado de los enfrentamientos.

La CEC ha registrado a siete candidatos, pero el triunfo de Kurmanbek Bakíyev -actual primer ministro y presidente en funciones- está garantizado gracias al acuerdo al que éste llegó con Félix Kúlov, ex vicepresidente de la república. Este popular político de 56 años, que ha sido titular de Interior y de Seguridad y que hoy es viceprimer ministro, fue encarcelado por el ex líder de Kirguizistán Askar Akáyev y liberado sólo después de que éste huyera del país en marzo pasado. Posteriormente, el Tribunal Supremo anuló la sentencia dictada contra Kúlov y lo absolvió de todos los cargos.

Kúlov, oriundo del norte, era el único que podía ser un rival serio de Bakíyev, representante del sur. La decisión de Kúlov de no luchar por la presidencia predetermina el resultado de las elecciones. Las encuestas así lo confirman y dan a Bakíyev, de 55 años, más del 80% de la intención de voto.

La campaña electoral ha estado marcada por desórdenes e incluso por el asesinato de un diputado, la semana pasada. Se trata de Zhirgalbek Surabaldíyev, uno de los hombres más ricos de Kirguizistán. Y aunque Surabaldíyev había sido elegido por el partido ¡Adelante, Kirguizistán!, que lidera Bermet Akáyeva, la hija del ex presidente Askar Akáyev, su muerte tiene que ver más bien con las luchas criminales por el control de los negocios capitalinos que con la política. Entre los desórdenes destaca el que culminó con la toma y bloqueo de la sede del Tribunal Supremo por parte de los partidarios de los candidatos que perdieron las parlamentarias. Mes y medio permaneció el alto tribunal en manos de los descontentos sin que la policía interviniera, hasta que otra multitud los expulsó. Por fin, el 7 de junio el Supremo pudo reanudar sus labores.

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Bakíev acusó a los partidarios de su predecesor Akáyev de haber organizado los desórdenes de ayer y dijo que la gente de Bariktabásov habría pagado unos 25.000 euros a los manifestantes. Mientras tanto, la fiscalía general ha dado orden de búsqueda y captura contra este empresario, al que acusa de ser el principal instigador de los últimos enfrentamientos en Bishkek.

Las fuerzas de seguridad de Kirguizistán bloquean a centenares de manifestantes el acceso a la sede del Gobierno ayer en Bishkek.ASSOCIATED PRESS

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