La oposición egipcia mide sus fuerzas con un boicoteo a la reforma electoral

Egipto celebra hoy un referéndum cuyo resultado se va a medir más en la calle que en las urnas. El régimen de Hosni Mubarak ha convocado la consulta para validar una enmienda constitucional que permita la elección directa del presidente entre varios aspirantes, pero la oposición ha decidido boicotearla al estimar que su redacción da al partido en el Gobierno derecho de veto sobre los candidatos. Kifaya, el movimiento por el cambio que agrupa a un amplio espectro político, ha convocado 21 manifestaciones en todo el país.

"Lo importante va a ser la participación en el referéndum", asegura...

Egipto celebra hoy un referéndum cuyo resultado se va a medir más en la calle que en las urnas. El régimen de Hosni Mubarak ha convocado la consulta para validar una enmienda constitucional que permita la elección directa del presidente entre varios aspirantes, pero la oposición ha decidido boicotearla al estimar que su redacción da al partido en el Gobierno derecho de veto sobre los candidatos. Kifaya, el movimiento por el cambio que agrupa a un amplio espectro político, ha convocado 21 manifestaciones en todo el país.

"Lo importante va a ser la participación en el referéndum", asegura Diaa Rachwan, del Centro de Estudios Estratégicos del diario Al Ahram. Este especialista en islamismo y política comparativa se muestra convencido de que el gobernante Partido Democrático Nacional (PDN) "tiene capacidad para movilizar a suficiente gente para aprobar la enmienda". Rachwan recuerda además que "la oposición legal es muy débil" y que "la única fuerza que tiene peso de verdad son los Hermanos Musulmanes". Éstos podrían movilizar a cientos de miles de simpatizantes. Y el Gobierno lo sabe. Por eso, desde hace tres semanas no cesan las detenciones entre sus miembros. Las últimas 15, ayer mismo.

"Hemos convocado a boicotear la consulta", confirmó a este diario Abdel Galil Charnubi, portavoz de la hermandad, a pesar de algunas informaciones que apuntaban a que su líder, Mohamed Mahdi Akef, pedía que se votara no. "Vamos a estar en todas las manifestaciones", añadió. Charnubi no quiso adelantar cifras, pero aseguró que esperaba "una gran asistencia a las mismas siempre que el Gobierno no lo impida con un enorme despliegue policial".

Una bandera de Egipto gigante y dos carteles enormes animando a participar en el referéndum ocultan la fachada del Ministerio de Información en la Cornisa del Nilo. Sin embargo, el director del centro de prensa, Husam Labib, no sabe ni cuántos egipcios están inscritos en el censo electoral ni cuándo se darán a conocer en los resultados. "Debe de estar en los periódicos", responde señalando varios ejemplares sobre su escritorio. Los periódicos discrepan, según sean oficialistas o de la oposición.

El Ministerio del Interior ha facilitado la cifra de 32,5 millones de potenciales electores, de una población cercana a los 77 millones. Pero no todo el mundo ha podido o querido retirar su tarjeta electoral, un engorroso trámite burocrático que desanima a los más jóvenes. De los nueve millones de nuevos inscritos (por haber alcanzado los 18 años), cinco no lo han hecho, según reconoció el general Mahrus Shabayek en una conferencia de prensa. Tradicionalmente, tampoco acceden a ese documento muchas mujeres del medio rural por carecer de carné de identidad.

"No sabemos de dónde han sacado esa cifra ni si es real o inventada", desestimaba el coordinador de Kifaya, Georges Ishaq, al ser consultado por este diario. Las cifras siempre han sido confusas en ese terreno. Hasta el punto de que Rachwan, entre otros analistas, asegura que en anteriores referendos "nunca se ha superado la participación de un 7%, aunque oficialmente se hablara del 60% o el 70%".

La preocupación de las autoridades parece evidente, ya que, además de los numerosos carteles a favor del sí, han relajado las condiciones para ejercer el sufragio. "Cualquiera que esté inscrito y muestre un documento de identidad puede acercarse a cualquier colegio electoral a votar", anunció el general Shabayek. La oposición ha puesto el grito en el cielo por la posibilidad de que un votante acuda a varios colegios. Además, sólo 5.000 de los 54.000 centros de voto van a contar con la supervisión de un juez que exige la ley.