Más de 11.000 trabajadores secundan la huelga de la BBC

El paro de 24 horas provoca la suspensión de numerosos informativos

Más de 11.000 de los 25.000 trabajadores de la BBC secundaron ayer la huelga convocada por los tres grandes sindicatos de la corporación en protesta por los planes de la empresa de recortar cerca de 4.000 empleos. El alto seguimiento del paro afectó especialmente a los informativos en directo, provocando la suspensión del programa estrella de la radio británica, Today, emitido cada día por BBC Radio Four.

También se vieron afectados los informativos de la cadena de televisión BBC1 de primera hora de la mañana y de mediodía y el informativo de BBC2 Newsnight. La huelga, que...

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Más de 11.000 de los 25.000 trabajadores de la BBC secundaron ayer la huelga convocada por los tres grandes sindicatos de la corporación en protesta por los planes de la empresa de recortar cerca de 4.000 empleos. El alto seguimiento del paro afectó especialmente a los informativos en directo, provocando la suspensión del programa estrella de la radio británica, Today, emitido cada día por BBC Radio Four.

También se vieron afectados los informativos de la cadena de televisión BBC1 de primera hora de la mañana y de mediodía y el informativo de BBC2 Newsnight. La huelga, que se repetirá la semana próxima con 48 horas de paro y el mes que viene con otras 24, tiene como objetivo forzar a la dirección a negociar el plan de ajuste diseñado con el objeto de reducir costes para renovar la actual licencia de emisión por otros 10 años y el canon con el que se financia la BBC y que pagan todos los poseedores de aparatos de radio o de televisión en el Reino Unido, con unos 175 euros anuales.

El plan, que incluye una reducción de 3.780 puestos de trabajo y la posibilidad de que se añadan 2.000 despidos adicionales, ha sido impuesto por la dirección sin negociar con los sindicatos. La respuesta de éstos ha sido la convocatoria de un primer día de huelga para forzar al director general de la BBC, Mark Thompson, a abrir negociaciones.

La Unión Nacional de Periodistas (NUJ, en sus siglas en inglés) calificó ayer la huelga de "éxito extraordinario", aunque la dirección parecía bastante satisfecha al constatar que, según sus cuentas, el 55% de la plantilla había acudido al trabajo. Sin embargo, la incidencia fue bastante notoria para el telespectador, aunque el paro en ningún momento pareció forzar la suspensión de las emisiones.

Los informativos en directo fueron los programas más afectados. Desde la medianoche del domingo al lunes, momento en que comenzó el paro, el canal de noticias BBC News 24 empezó a emitir ediciones de archivo de un programa de entrevistas políticas y durante todo el día de ayer redujo al mínimo la emisión de noticias elaboradas y con imágenes del día. En pantalla aparecía sólo un presentador, en lugar de los dos habituales, y desaparecieron casi la totalidad de los rostros más conocidos del espectador.

Uno de los efectos más espectaculares de la jornada de huelga se produjo a primera hora de la mañana, al desaparecer de la parrilla de BBC Radio Four su emisión estrella, Today, que marca todas las mañanas la agenda de la información política y es seguido cada día por seis millones de oyentes. Es, a su manera, el equivalente en España del programa Hoy por hoy que conduce Iñaki Gabilondo en la cadena SER. Luego se suspendió el News Breakfast de BBC1 y el resto de informativos, sustituidos por la emisión a media velocidad de la cadena de noticias de 24 horas.

Piquetes de huelguistas

Otro de los momentos estelares fue la suspensión de la retransmisión en directo de la inauguración por la reina del concurso floral de Chelsea, considerado cada primavera uno de los acontecimientos en su género. La BBC forzó la retirada de un piquete de huelguistas en Chelsea por entender que, al no ser un centro de trabajo, no tenía la cobertura legal para actuar allí. Pero la corporación acabó por renunciar a la retransmisión en directo por falta de medios.

Los piquetes se concentraron ante los estudios de la BBC en el Strand, en las oficinas centrales cerca de Oxford Circus y, sobre todo, en el Television Center del oeste de Londres, donde se concentra el grueso de los servicios informativos y de gestión. Allí se acercó el ex diputado izquierdista Tony Benn, que en tiempos trabajó como productor en la BBC y que calificó de "una estupidez" los planes de recorte de gastos de la actual dirección.

Aunque a media tarde de ayer no se habían producido incidentes de importancia, algunos testimonios de trabajadores reflejaban una hostilidad nunca vista contra la dirección, que tomó el poder hace algo más de un año después de que la investigación del juez lord Hutton echara a la BBC la culpa de los conflictos que había mantenido con el Gobierno a cuenta de la información sobre el uso del espionaje en la guerra de Irak. Aquel dictamen, calificado de "enjuague" a favor del Gobierno por la gran mayoría de los medios, siempre se vió como el primer paso para debilitar a la BBC de cara a las negociaciones para la renovación de su licencia.

Un recorte económico y político

El recorte de cerca de 400 empleos propuesto por Mark Thompson, el director general de la BBC, está a medio camino entre lo económico y lo político. El objetivo es ahorrar costos por valor de 355 millones de libras (unos 530 millones de euros) al año a partir de 2008 para adaptar la corporación a las necesidades de un entorno tecnológico nuevo y más competitivo, la televisión digital. Pero ese ahorro no se debe tanto a que la BBC no pueda permitirse ese gasto cuanto a que necesita convencer al Gobierno de que es capaz de aplicarse a sí misma esa austeridad, y de que vale la pena seguir gastando abundante dinero público en la corporación.

La BBC ha llegado debilitada a la negociación para renovar, a finales del año que viene, su permiso de emisión y su financiación a través de los contribuyentes. La fuerte competencia de las cadenas privadas le ha hecho perder audiencia de manera constante, y está enfrentada políticamente con dos grandes partidos británicos: con los conservadores, porque ven en su redacción un nido de izquierdistas; con los laboristas, o por lo menos con el primer ministro, Tony Blair, por sus planteamientos acerca de la guerra de Irak.

El Gobierno ha dado garantía públicas de que la BBC mantendrá su independencia informativa y el sistema de financiación a través del canon que pagan los telespectadores, pero se está cobrando en especie los conflictos del pasado inmediato. Aunque a favor de la BBC juega el hecho de seguir siendo una institución de la que los británicos se sienten orgullosos, su debilidad le impide defenderse de las presiones políticas y comerciales para reorientar el modelo, de manera que pese menos su tendencia a competir con las cadenas privadas y pese más su servidumbre como servicio público. Pero los trabajadores creen que de eso a recortar 4.000 empleos hay mucha distancia. "La gente sabe que tenemos que ser más eficientes. Pero no es verdad que el público perciba a la BBC como algo ineficiente", se quejan.

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