La caza del impostor

Cuando Benito Bermejo, profesor de Historia de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, tuvo en mayo de 2003 su primera conversación con Enric Marco, en el transcurso de una comida en Mauthausen, ya había oído hablar mucho de él, y la experiencia vital que narraba le resultaba fascinante. "No conocía a ningún superviviente español del campo de concentración de Flossenbürg y, además, decía que había participado en las colectivizaciones durante la Guerra Civil, vivido los bombardeos de Barcelona, estado en el desembarco de las tropas republicanas en Mallorca, dirigido la CNT y estudiado...

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Cuando Benito Bermejo, profesor de Historia de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, tuvo en mayo de 2003 su primera conversación con Enric Marco, en el transcurso de una comida en Mauthausen, ya había oído hablar mucho de él, y la experiencia vital que narraba le resultaba fascinante. "No conocía a ningún superviviente español del campo de concentración de Flossenbürg y, además, decía que había participado en las colectivizaciones durante la Guerra Civil, vivido los bombardeos de Barcelona, estado en el desembarco de las tropas republicanas en Mallorca, dirigido la CNT y estudiado Historia. Le pregunté sobre todo ello, pero sus respuestas eran vagas. Me sorprendió su falta de disponibilidad para hablar con detalle y me inquietó la poca rigurosidad histórica de su relato. Afirmaba haber sido detenido por la Gestapo en Marsella en 1941 y en esa época las tropas alemanas todavía no habían llegado al sur de Francia", relata Bermejo.

El historiador no desaprovechó ocasión en sus encuentros con deportados para preguntar sobre Marco, sin obtener demasiados resultados. Pero mientras trabajaba en una investigación junto a la historiadora Sandra Checa sobre el caso de un supuesto falso deportado andaluz, el de Marco se cruzó en las pesquisas. "Me da igual. Me sirve el palo de una escoba", afirma Checa que Marco le dijo en Almería, en otoño de 2003, cuando le manifestó sus sospechas sobre la impostura del andaluz.

Bermejo no cejó en su empeño por saber más de Enric Marco, a través de otros deportados españoles y en el Archivo Memorial Flossenbürg, que en otoño de 2004 informó al historiador que su nombre no figuraba en el registro. Sin embargo, la prueba concluyente de la falsedad de la historia de Marco, que le permitió desenmascararlo y alertar a Presidencia de Gobierno y colectivos de deportados, la halló en febrero de este año en el archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores. Son dos documentos de 1943 que certifican su estancia en Alemania como trabajador voluntario "... Enrique Marco Batlle, que se encuentra prestando servicios como productor y contratado por la casa Deutsche Wreck [por Werk] A. G. de Kiel (Alemania)...", se lee en uno de los exhortos.

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