Una publicación de los jesuitas reclama más libertad y democracia en la Iglesia

"Que la Iglesia sea jerárquica no obsta para que sea un poco más democrática", proclama el último número de la revista Mensajero del Corazón de Jesús, editada en Bilbao por la Compañía de Jesús bajo la dirección de Angel Antonio Pérez Gómez. Los jesuitas se distinguieron en la última parte del siglo pasado por sus posiciones innovadoras, en la línea del Concilio Vaticano II, y algunos de sus teólogos y publicaciones fueron reprimidos con severidad por las autoridades vaticanas. En esa línea, marcada por el fallecido papa Juan Pablo II y su sustituto Benedicto XVI cuando, como cardenal J...

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"Que la Iglesia sea jerárquica no obsta para que sea un poco más democrática", proclama el último número de la revista Mensajero del Corazón de Jesús, editada en Bilbao por la Compañía de Jesús bajo la dirección de Angel Antonio Pérez Gómez. Los jesuitas se distinguieron en la última parte del siglo pasado por sus posiciones innovadoras, en la línea del Concilio Vaticano II, y algunos de sus teólogos y publicaciones fueron reprimidos con severidad por las autoridades vaticanas. En esa línea, marcada por el fallecido papa Juan Pablo II y su sustituto Benedicto XVI cuando, como cardenal Joseph Ratzinger, era responsable de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antigua Inquisición), el lunes pasado se conoció la renuncia forzada del jesuita Thomas J. Reese como director de la prestigiosa revista América, tras años de críticas a quien es ahora el Papa y durante más de dos décadas fue cardenal e inquisidor Josep Ratzinger. La noticia causó inquietud entre publicaciones y académicos católicos de EE UU, informa Efe.

Igualdad entre todos los miembros de la Iglesia, libertad de opinión, participación de los laicos en su vida interna. Así debería ir configurándose la Iglesia, según la revista Mensajero, órgano del Apostolado de la Oración. El editorial del número de mayo, titulado Una Iglesia de participación y comunión, añade otros "sueños en voz alta": "Nos gustaría que aumentaran las atribuciones de las conferencias episcopales, que los obispos fueran elegidos de forma diferente, teniendo en cuenta a la diócesis y al pueblo cristiano al que van a servir". Además, se pide "mayor frescura, espontaneidad y novedad" en las celebraciones litúrgicas.

Anhelar una comunidad eclesial regida por el principio de la igualdad de todos sus miembros, varones y mujeres, clérigos y laicos, "no significa que no haya en ella diversidad de servicios, ministerios, funciones, carismas y vocaciones". Más bien "quiere decir que la Iglesia se parezca cada vez menos a una entidad administrativa" y "que no se ocupe tanto en detectar desviaciones y errores como de fomentar y tutelar la vida plural que la misma fe suscita", concluye.

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