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La UPV busca mejorar la selección de futbolistas

La idea de que el instinto o el olfato de un buen ojeador supone la única clave para seleccionar a los mejores futbolistas cuando aún no son más que adolescentes tiene poco que ver con la realidad. Un desarrollo físico prematuro o el hecho de nacer en el mismo año, pero once meses antes u once meses después, pueden llevar a equívocos. La medición y la concreción de estos y otros aspectos centran el trabajo que está realizando un grupo de investigación de la UPV dirigido por el catedrático de Fisiología Jon Irazusta.

El estudio, fruto de un convenio entre la universidad pública y la Fund...

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La idea de que el instinto o el olfato de un buen ojeador supone la única clave para seleccionar a los mejores futbolistas cuando aún no son más que adolescentes tiene poco que ver con la realidad. Un desarrollo físico prematuro o el hecho de nacer en el mismo año, pero once meses antes u once meses después, pueden llevar a equívocos. La medición y la concreción de estos y otros aspectos centran el trabajo que está realizando un grupo de investigación de la UPV dirigido por el catedrático de Fisiología Jon Irazusta.

El estudio, fruto de un convenio entre la universidad pública y la Fundación Athletic, pretende analizar qué factores pueden determinar que un jugador en desarrollo evolucione o no en su carrera deportiva y establecer un protocolo de selección de jugadores más acertado.

"Queremos saber qué factores hacen que un niño promocione o no en un equipo de élite de su edad", detalla Irazusta. Para ello, los han dividido en dos partes: los factores perdurables, es decir, aquellos que se mantendrán cuando alcance la edad adulta -velocidad, fondo, fuerza, etcétera- y los no perdurables -un desarrollo físico muy adelantado o haber nacido a principios o a finales de año-. "Los no perdurables pueden marcar diferencias con 14 años, pero su influencia desaparece a los 20, por lo que si no se tienen en cuenta, se pueden tomar decisiones equivocadas", subraya Irazusta.

De hecho, experiencias anteriores realizadas en un club de Getxo con adolescentes de entre 14 y 15 años les han permitido comprobar que en estos equipos predominan niños con desarrollo físico prematuro y nacidos en el primer semestre del año. "Si no se tiene en cuenta, puede suponer un error de doble magnitud. Por un lado, se pueden desechar jugadores buenos y, por otro, se puede empujar al abandono de la práctica deportiva a quienes quedan fuera o se enfrentan a chicos de su mismo año pero más desarrollados", adelanta el director del proyecto.

Los sujetos del estudio son los jugadores de entre 11 y 14 años de uno de los nueve centros comarcales del fútbol base del Ahtletic. Una parte importante de este estudio es la transferencia de los resultados al personal de estos centros y la formación del resto de las personas implicadas en la selección, entrenamiento y educación de los jugadores de edades tempranas.

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