Los trabajadores municipales de Sevilla anuncian protestas más contundentes tras Semana Santa

El gobierno exige a los sindicatos que condenen la violencia como baza de negociación

Los trabajadores municipales de Sevilla iniciarán después de Semana Santa una nueva campaña de movilizaciones que serán, según anunciaron ayer, "más contundentes". Durante las fiestas, los empleados del Ayuntamiento no descartan "boicotear" algún acto del alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín. Los cinco sindicatos con representación en el Ayuntamiento (UGT, CC OO, SPB, SPPME y CSI-CSIF) calificaron ayer de "chulesca" la actitud mostrada por los concejales de PSOE e IU en las reuniones de los últimos días para negociar el acuerdo colectivo.

Por su parte, el gobierno municipal se muestra d...

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Los trabajadores municipales de Sevilla iniciarán después de Semana Santa una nueva campaña de movilizaciones que serán, según anunciaron ayer, "más contundentes". Durante las fiestas, los empleados del Ayuntamiento no descartan "boicotear" algún acto del alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín. Los cinco sindicatos con representación en el Ayuntamiento (UGT, CC OO, SPB, SPPME y CSI-CSIF) calificaron ayer de "chulesca" la actitud mostrada por los concejales de PSOE e IU en las reuniones de los últimos días para negociar el acuerdo colectivo.

Por su parte, el gobierno municipal se muestra dispuesto a retomar el diálogo, pero sólo si los trabajadores "condenan el uso de la violencia física" como instrumento en las negociaciones. El portavoz socialista, Francisco Fernández, y los concejales de Recursos Humanos y Empleo, Nieves Hernández (PSOE) y Antonio Rodrigo Torrijos (IU), respectivamente, se levantaron el sábado de la mesa de negociación después de que se rompiera un trozo de una vidriera de la sala de reunión. Las negociaciones quedaron rotas y ayer cada uno contó su versión de todo lo sucedido en las reuniones de los últimos días y cargó en la otra parte de la responsabilidad de la falta de acuerdo.

Después de una huelga de 24 horas y varios paros parciales, los trabajadores convocaron al gobierno a una reunión para el viernes por la tarde. Las dos primeras horas fueron, según los sindicatos, "una continua provocación" de los concejales. Especialmente criticada fue la actitud del edil de Empleo, Antonio Rodrígo Torrijos. un sindicalista histórico de CC OO: "Está poniendo toda su experiencia sindical al servicio de la patronal", afirma Manuel Bustelo, portavoz del sindicato de policía. "Hizo todo lo posible por que nosotros nos levantáramos de la mesa", dijo.

La reunión acabó sin acuerdo y los delegados sindicales decidieron quedarse encerrados en el Ayuntamiento hasta que a las 3.30 de la madrugada el gobierno volvió a citarlos para el día siguiente. Según Bustelo, esta vez las provocaciones empezaron antes de la reunión porque el concejal de Gobernación les exigió que se identificaran con DNI. Durante la negociación, el gobierno retiró, según los sindicatos, la oferta que había presentado días antes por la cual se comprometía a cubrir entre 2005 y 2006 las 500 vacantes de la plantilla municipal.

Al cabo de varias horas de negociación, "cedió" la vidriera y los ediles se levantaron. "Era un cristalito de 10 x 10 centímetros y traslúcido. Alguien se apoyó desde fuera para mirar y se cayó debido al mal estado del patrimonio municipal", aseguró Carlos Carreño, secretario de Organización de CC OO en el Ayuntamiento, quien cree que la rotura del cristal es "una excusa" de los ediles "para no negociar".

La versión del gobierno guarda pocas similitudes con la de los trabajadores. El portavoz socialista, Francisco Fernández, asegura que el incidente fue una "agresión" que llegó justo cuando el acuerdo parecía "muy cercano". "No vamos a tener una actitud de diálogo con aquellas personas que son capaces no sólo de agredir al gobierno, sino a la sala en la que estamos negociando", aseguró Fernández, para quien "da igual" el tamaño del cristal. "No estamos valorando el hecho cuantitativo, sino el cualitativo", dijo.

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Según el portavoz socialista, los tres ediles presentes en la reunión se levantaron de la mesa después de "aguantar" varias situaciones difíciles. El ruido de una bocina instalada por los trabajadores que se habían quedado fuera del Ayuntamiento junto a la ventana de la sala en la que estaban reunidos obligó a parar la conversación durante cinco minutos. Después, según Fernández, los sindicatos pronunciaron algunas "afirmaciones insultantes". Tras la rotura del cristal, el gobierno decidió abandonar la sala "por dignidad institucional". El gobierno se levantó de la mesa, pero está dispuesto a retomar las negociaciones si los trabajadores "condenan el uso de la violencia física para alcanzar acuerdos".

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