Columna

Moscas

Durante años se pensó que al morir una persona las larvas que aparecían en el cadáver salían por generación espontánea, o bien por la propia descomposición del cuerpo. Estas creencias perduraron hasta que en el Renacimiento un naturalista se propuso demostrar de forma científica que las larvas procedían de insectos, que depositaban sus huevos y se desarrollaban sobre el cuerpo inerte. Lo hizo con un experimento: expuso al aire libre un trozo de carne para que las moscas atraídas por el olor fueran a desovar sobre ella. Los huevos se transformaron en larvas y de ellas salieron insectos adultos,...

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Durante años se pensó que al morir una persona las larvas que aparecían en el cadáver salían por generación espontánea, o bien por la propia descomposición del cuerpo. Estas creencias perduraron hasta que en el Renacimiento un naturalista se propuso demostrar de forma científica que las larvas procedían de insectos, que depositaban sus huevos y se desarrollaban sobre el cuerpo inerte. Lo hizo con un experimento: expuso al aire libre un trozo de carne para que las moscas atraídas por el olor fueran a desovar sobre ella. Los huevos se transformaron en larvas y de ellas salieron insectos adultos, que con su acción provocaron la putrefacción de la carne. El experimento, que he leído en un artículo del Instituto Anatómico Forense de Madrid, demostró que para alcanzar este estado era necesario crear antes el caldo de cultivo. La muerte de un ser vivo, al igual que cualquier otro tipo de descomposición, lleva consigo cambios y transformaciones, tanto químicas como físicas. Alrededor de ella, se crea un ecosistema dinámico y único al que van asociados una serie de organismos necrófagos, necrófi-los, omnívoros y oportunistas que se van sucediendo en el tiempo según el estado de descomposición del cadáver. El estudio de esta fauna asociada a la putrefacción que se sucede a la muerte recibe el nombre de entomología forense.

En Marbella, alguien colocó un día un trozo de carne. La embadurnó de miel. Y a ella acudieron multitud de moscas. Estuvieron años revoloteando, hasta que se lanzaron sobre ella. Eclosionaron en bellas crisálidas, que llenaron la ciudad de colorido. Sin embargo, un día fue apareciendo el olor rancio de la grasa descompuesta. Y se fueron sucediendo las distintas fases de la putrefacción, sin que casi nadie hiciera nada para impedirlo. Las larvas se convirtieron en gusanos y abandonaron su ninfa, atrayendo a su alrededor una inmensa fauna cadavérica.

La entomología estudia los insectos asociados a un cadáver para determinar el tiempo transcurrido desde la muerte. Los artrópodos poco o nada pueden aportar para determinar la causa. Pero si para fijar el momento. Se cree que los primeros gusanos salieron con los movimientos de tierra en el PGOU. Y que a partir de ahí comenzó la metamorfosis y el efecto mariposa.

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