Crítica:ESTRENO | 'Hermanos'

Un triángulo inesperado

Tiene un problema esta producción danesa, sorprendente aunque no inmerecida, ganadora en la pasada edición del Festival de San Sebastián (donde su directora, Susanne Bier, ya había presentado uno de sus filmes anteriores, Te quiero para siempre), de los dos premios de interpretación. Y ese problema está casi en su arranque: exige del espectador que se crea una situación del todo improbable, que ocurre en la lejana Afganistán y que además gravita, y cómo, sobre el conjunto de la narración. O dicho de otro modo: que este drama sobrio, construido sobre moldes conocidos pero mantenido con p...

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Tiene un problema esta producción danesa, sorprendente aunque no inmerecida, ganadora en la pasada edición del Festival de San Sebastián (donde su directora, Susanne Bier, ya había presentado uno de sus filmes anteriores, Te quiero para siempre), de los dos premios de interpretación. Y ese problema está casi en su arranque: exige del espectador que se crea una situación del todo improbable, que ocurre en la lejana Afganistán y que además gravita, y cómo, sobre el conjunto de la narración. O dicho de otro modo: que este drama sobrio, construido sobre moldes conocidos pero mantenido con pulso de hierro por una directora muy hábil para conjurar la sorpresa con lo conocido exige, para ser debidamente saboreado por el respetable, una cierta suspensión de la incredulidad.

HERMANOS

Dirección: Susanne Bier. Intérpretes: Ulrich Thomsen, Connie Nielsen, Nikolaj Lie Kaas, Bent Mejding. Género: drama. Dinamarca, 2004. Duración: 115 minutos.

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Pero una vez superada ésta, y ya en el terreno de la exploración de las consecuencias de una grave pérdida, la película se va asentando lenta pero inexorablemente. Tienen la culpa de ello tanto sus actores, el muy eficaz trío protagonista (si acaso, en Donostia se olvidaron de premiar a Lie Kaas, el tercero en discordia), como la facilidad con la que Bier se maneja entre situaciones conocidas: una familia con los roles mal distribuidos (hermano mayor responsable y militar, padre de familia y muy querido por su esposa; hermano menor sin lugar en el que construir un yo a salvo de contingencias graves; una madre protectora de las debilidades de éste y un padre en abierta confrontación con el descarriado hermano menor), otra en la que todo parece funcionar de maravillas... y la situación increíble de marras.

Con seguridad, sin alharacas pero sin dejar ni respirar al espectador, Bier traza el marco de una pérdida y de las consecuencias de ésta. Todo un tejido de relaciones que se deshilachan, que se reconstruyen y se resienten nuevamente, en una película que no hace ninguna concesión, que avanza hacia un final tan abierto como necesario.

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