EL LIBRO DE LA SEMANA

Largo rodeo del origen

HÉCTOR TIZÓN (Yala, Jujuy, 1929), abogado, ex diplomático y juez en su provincia natal, donde reside, se exilió durante la dictadura argentina (1976- 1983) en París y en Madrid. Experiencia ésta vinculada a la composición de La casa y el viento: "Por aquellos días escribir era para mí la única fuente de salvación personal", anota en el prólogo a esta edición. Tizón forma parte de la misma generación -los manuales la llaman "del 55"- que Antonio Di Benedetto y Daniel Moyano, escritores que abrieron una brecha en la literatura argentina: la que incorpora al espacio narrativo -sin incurrir...

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HÉCTOR TIZÓN (Yala, Jujuy, 1929), abogado, ex diplomático y juez en su provincia natal, donde reside, se exilió durante la dictadura argentina (1976- 1983) en París y en Madrid. Experiencia ésta vinculada a la composición de La casa y el viento: "Por aquellos días escribir era para mí la única fuente de salvación personal", anota en el prólogo a esta edición. Tizón forma parte de la misma generación -los manuales la llaman "del 55"- que Antonio Di Benedetto y Daniel Moyano, escritores que abrieron una brecha en la literatura argentina: la que incorpora al espacio narrativo -sin incurrir en lo pintoresco (por el contrario, notoriamente interesada en la renovación formal)-, al paisaje y las gentes del interior del país. Apuesta nada fácil en una república que tiende a despreciar lo que no surge en Buenos Aires o en ella se consagra; años después, Juan José Saer iba, a su manera, a transitar y ensanchar esta vertiente.

El trabajo minucioso sobre la conformación de la idiosincrasia de Jujuy conforman buena parte de la estética de Tizón. Sus tres primeras novelas, Fuego en Casabindo (1969), El cantar del profeta y el bandido (1972) y Sota de bastos, caballo de espada (1975) se componen sobre momentos precisos de la historia de la región. Son de arquitectura compleja, en las que el acontecimiento documentado se vela de una disolución mítica, con evidentes alusiones homéricas y bíblicas.

Coetáneo de García Márquez, Tizón es incluido a veces en el ámbito del realismo mágico. Sin embargo su estética parece más cercana a Rulfo, a Guimarães Rosa o a Faulkner, a cierta fantasmagoría que instaura una contigüidad sutil entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Y que nunca se resuelve en estilizada y consoladora exuberancia sino al contrario en una voluntaria restricción del cuadro, representada por el laconismo del habla local, esa suma de atavismo y sabiduría popular que Tizón ha representado con insuperable economía. Es también un extraordinario cuentista, como lo demuestra en El jactancioso y la bella (1972) y El traidor venerado (1978). Su último libro es una novela: La belleza del mundo (Seix Barral, Buenos Aires, 2004).

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