El ministro de Finanzas francés dimite tras ocultar su gran patrimonio inmobiliario

Gaymard reconoce que con su actitud cometió "un error que ha indignado a los franceses"

Una sarta de mentiras que dibujaron un paisaje de avaricia, megalomanía y absoluta desconexión con la realidad del país frenó ayer en seco la fulgurante carrera del ministro francés de Economía, Finanzas e Industria, Hervé Gaymard. Prácticamente nadie, ni en el Gobierno ni en su partido, salió en su defensa, ya que su continuidad podría haber afectado a todo el Ejecutivo. Nueve días después de que se supiera que ocupaba una vivienda de 600 metros cuadrados a un coste de 14.000 euros al mes al erario público, y cuando no llevaba ni tres meses en el cargo, Gaymard presentó su dimisión.

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Una sarta de mentiras que dibujaron un paisaje de avaricia, megalomanía y absoluta desconexión con la realidad del país frenó ayer en seco la fulgurante carrera del ministro francés de Economía, Finanzas e Industria, Hervé Gaymard. Prácticamente nadie, ni en el Gobierno ni en su partido, salió en su defensa, ya que su continuidad podría haber afectado a todo el Ejecutivo. Nueve días después de que se supiera que ocupaba una vivienda de 600 metros cuadrados a un coste de 14.000 euros al mes al erario público, y cuando no llevaba ni tres meses en el cargo, Gaymard presentó su dimisión.

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Poco después el presidente francés, Jacques Chirac, anunciaba que había "puesto fin a sus funciones" a un ministro que era uno de sus protegidos.

Un empresario, Thierry Breton, el director de France Télécom, será el sustituto de Gaymard en Bercy. Este último compareció en el telediario de TF1, a las 20.00 horas, y reconoció que había cometido "un error que ha indignado a los franceses". Denunció el "hostigamiento" que ha padecido su familia, pero no dio mayores explicaciones sobre las mentiras y contradicciones que ha protagonizado en los últimos días.

Fue la revista satírica Le Canard Enchaîné la que publicó que Gaymard, su esposa Clara y sus ocho hijos de entre cuatro y 13 años vivían en un lujoso dúplex en uno de los barrios más exclusivos de París a costa de los contribuyentes. El ministro se defendió primero alegando que todo era legal, dado que el apartamento que ponía a su disposición el Ministerio de Finanzas, en Bercy, era demasiado pequeño para toda su familia. Poco después, cuando el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, dictó a toda prisa unas estrictas normas regulando los alquileres de los ministros, Gaymard anunció que abandonaba la vivienda, dando a entender que se había hallado en una situación que no había controlado debido al mucho trabajo que se encontró en el ministerio. La situación parecía bajo control, pero a partir de aquel momento el titular de Finanzas empezó a acumular contradicciones y mentiras que acabaron convirtiéndose en una bola de nieve.

Enseguida se supo que tanto él como su esposa Clara visitaron los dos pisos que se disponían a ocupar y decidieron sobre las obras necesarias para comunicarlos y acondicionarlos, lo que costó al Estado más de 45.000 euros, incluido un gimnasio en una de las cocinas. Al día siguiente fue Le Monde quien desvelaba que Gaymard era propietario de un piso en el bulevar Saint-Germain, en el distrito VI de París, que había alquilado a un amigo por 2.300 euros al mes. Pero la mañana siguiente la revista Paris Match publicaba una entrevista con Gaymard en la que éste aseguraba: "Si yo no fuese hijo de zapatero sino de un gran burgués no tendría problema de alojamiento. Sería propietario de mi propio apartamento".

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Una gran casa familiar

Ahora los franceses saben que los Gaymard no sólo tienen este piso en París, sino que también poseen una gran casa familiar en Saboya y otra frente al Atlántico en Bretaña, además de dos pequeños apartamentos, una oficina y dos plazas de garaje. Todo ello deja claro que Gaymard y su esposa, una alta funcionaria licenciada como su marido en la Escuela Nacional de Administración (ENA), han conseguido reunir una fortuna, pese a que su sueldo como ministro era tan solo de 140.000 euros al año. Para demostrarlo está el hecho de que pagan el impuesto sobre el patrimonio, cuyo umbral era de 720.000 euros el año pasado.

Ayer, en la nota que anunciaba su dimisión, Hervé dijo ser "consciente de haber cometido torpezas" y reconoció haber cometido "un serio error de apreciación sobre las condiciones de mi vivienda oficial", aunque denunció el "hostigamiento" al que sigue sometida su familia. "Es cierto, nos hemos equivocado", decía su mujer Clara, presidenta de la Agencia Francesa de Inversiones Internacionales y embajadora itinerante, en unas declaraciones desde Los Ángeles (EE UU), "pero lo hicimos todo con mucha urgencia".

Desde su partido, la reacción fue de alivio, aunque algunos diputados denunciaran la "caza del hombre" o la "dictadura de lo políticamente correcto". Nicolas Sarkozy, el hombre a quien Gaymard sucedió en Bercy cuando éste se hizo cargo de la UMP el pasado noviembre, calificó la decisión de dimitir de "responsable, digna, respetable y honesta". El jueves dijo que los franceses le juzgarían "con severidad".

La sospecha de que la filtración a la prensa sobre el dúplex de 600 metros cuadrados proviniera del entorno de Sarkozy ha sido evocada varias veces durante estos últimos días. El enfrentamiento que éste mantiene con Chirac es un hecho admitido. Gaymard era, en cierto modo, el hombre que Chirac escogió como antídoto al ahora secretario general de la UMP.

Faltan dos años para las elecciones a la presidencia y Sarkozy no esconde sus ambiciones.

El ministro de Finanzas, Hervé Gaymard, el pasado mes de diciembre en el palacio del Elíseo.REUTERS

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