"No podemos competir, pero hay que luchar"

Pregunta. Aquí no es habitual que un empresario haga el doctorado.

Respuesta. Tampoco lo es en México. Yo estoy, como se dice, más allá del bien y del mal, en el sentido que soy un empresario que ha generado recursos y que, básicamente, se está preparando para la senectud. Tengo negocios adicionales en Acapulco para vivir perfectamente, pero en cambio estoy en esto. La explicación es que fui consejero estatal para la Planeación de la Educación Superior en Guanajuato y conocía al rector de la Universidad de Guanajuato, que tenía un convenio de colaboración con la Universida...

Pregunta. Aquí no es habitual que un empresario haga el doctorado.

Respuesta. Tampoco lo es en México. Yo estoy, como se dice, más allá del bien y del mal, en el sentido que soy un empresario que ha generado recursos y que, básicamente, se está preparando para la senectud. Tengo negocios adicionales en Acapulco para vivir perfectamente, pero en cambio estoy en esto. La explicación es que fui consejero estatal para la Planeación de la Educación Superior en Guanajuato y conocía al rector de la Universidad de Guanajuato, que tenía un convenio de colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia. Y por ahí surgió la invitación.

P. ¿Por qué la aceptó?

R. En el sector textil estamos viviendo una crisis muy fuerte en Moroleón, una comunidad que tiene unas 3.000 empresas de muchos tamaños, producto de la competencia asiática. Veía que tenía que encontrar nuevos caminos y nuevas alternativas.

P. ¿No es un problema de falta de renovación?

R. La maquinaria que tengo es tecnología de punta, lo más avanzado. La más antigua tiene cinco años. Allí está el equipo, pero como está la competencia en este momento se está devaluando porque los chinos están en todo: en el producto acabado y en la maquinaria. Entonces, yo tenía que buscar opciones alternativas con este equipo, y no por el dinero en sí sino por el futuro. ¿Qué opciones en el futuro van a tener mis hijas, mis nietos, mis sobrinos, mi comunidad? Y bueno, los asiáticos no han atacado nada más a este sector. Ha sido integral.

P. ¿Qué retos hay que plantearse ante esa situación?

R. Precisamente es el motivo de mi doctorado, El modelo textil mexicano en el marco de la globalización. Estos problemas generan retos en los cuales uno tiene que buscar nuevas opciones y oportunidades. Por ejemplo, el año pasado hubo una gran demanda de ponchos y los asiáticos no pudieron cubrirlo. Mientras le llegaba la información, hacían el producto y lo transportaban nos comimos el mercado. El sector se capitalizó y eso le permitió subsistir un año, pero ahora, además de la moda y el valor añadido, hay que buscar nuevas opciones.

P. ¿Hay que cambiar la estructura de las empresas?

R. En mi proyecto manejo la posibilidad de la empresa virtual para buscar la coordinación de pequeñas empresas con las redes holónicas. Esto permite unificar horizontalmente las empresas, repartirles información, estandarizar la producción,...

P. ¿Nunca más habrá estabilidad para la industria occidental?

R. Ésa es una de las preocupaciones que tenemos los empresarios de Guanajuato. Hay 600.000 empleos en riesgo en el textil. Mientras nosotros pagamos impuestos y la seguridad social, en China sólo se paga un plato de arroz. Parece de fantasía, pero es cierto. En algún puerto de Asia los trabajadores suben a un barco que tiene líneas de producción, durante el trayecto realizan las prendas y cuando llegan al puerto de destino las entregan. ¿Dónde está el pago de seguridad social o de derechos a los estados? No podemos competir, pero hay que luchar.

P. ¿Los gobernantes tienen alguna resposabilidad al respecto?

R. Tienen que hacer algo. Hay aranceles compensatorios que han establecido a Asia, pero aun con todo esto, nos están dando. Creo que si no podemos acabar con el enemigo tenemos que unirnos a él.

P. ¿Es optimista?

R. Si ya estamos en ello, tenemos que luchar y buscar opciones y alternativas. De lo contrario, me hubiese quedado en Acapulco.