Editorial:

Doble campaña

La campaña del referéndum sobre la Constitución europea no ha hecho más que empezar y ya se han producido inquietantes fricciones entre el PSOE y el PP, los dos grandes partidos sobre los que teóricamente debe sustentarse el voto afirmativo. Ambos grupos habían suscrito un pacto no escrito de no agresión. Desgraciadamente, ha explotado como un globo. Los populares han empezado a amagar la posibilidad de hacer fracasar el referéndum, de momento mediante un despliegue de argumentos a cargo de su secretario general, Ángel Acebes, y del líder gallego, Manuel Fraga, a los que se ha unido la Confere...

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La campaña del referéndum sobre la Constitución europea no ha hecho más que empezar y ya se han producido inquietantes fricciones entre el PSOE y el PP, los dos grandes partidos sobre los que teóricamente debe sustentarse el voto afirmativo. Ambos grupos habían suscrito un pacto no escrito de no agresión. Desgraciadamente, ha explotado como un globo. Los populares han empezado a amagar la posibilidad de hacer fracasar el referéndum, de momento mediante un despliegue de argumentos a cargo de su secretario general, Ángel Acebes, y del líder gallego, Manuel Fraga, a los que se ha unido la Conferencia Episcopal, que todavía se queja de que los valores cristianos de Europa no hayan merecido una mención en el texto del Tratado.

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La clave de esta consulta, de previsible resultado afirmativo, está en el índice de abstención. Lo normal es que sea alto, en contra de lo que públicamente sostiene el ministro de Asuntos Exteriores, que en un alarde de optimismo ha llegado a decir que la participación será masiva. La horquilla de las encuestas del Gobierno oscila entre un 30% y un 50% de afluencia. Socialistas y populares deberían hacer un ejercicio de responsabilidad y hacer piña en favor del Tratado. Por más imperfecto que sea, es el camino realista y útil para posibilitar el funcionamiento de la nueva Unión con 25 socios.

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Sería corto de miras que el PP quisiera castigar a Zapatero alentando subrepticiamente a sus seguidores a no votar. Deberían recordar el error de Fraga en 1986, cuando era líder de Alianza Popular y apoyó la abstención en el referéndum sobre la OTAN. Ojalá que ahora no se repita. Una abstención muy alta penalizaría a los socialistas, pero también a los populares, y sería una mala noticia para la UE. Y eso también lo debería entender Mariano Rajoy. Por muy tentador que le resulte a alguno de sus correligionarios darles una bofetada a los socialistas por su triunfo en las legislativas de hace casi un año, al final sería una bofetada también en plena cara de Rajoy.

En una sociedad democrática es justo pronunciarse por cualquier opción política. Pero las insinuaciones, las veladas amenazas o el doble lenguaje no son gestos limpios. Muchas opiniones en ese sentido se recogen en el foro de la página web del PP y en los espacios de los medios donde este partido tiene una expresión más directa: decantarse por la abstención para castigar a Zapatero. Esta doble campaña del PP, con Rajoy claramente a favor de la Constitución y un Acebes que no ceja en sus guiños en contra, no puede conducir a nada bueno. Ni siquiera para los populares..

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