OPINIÓN DEL LECTOR

Alternancia saludable

Quienes ejercemos de amas de casa realizamos casi mecánicamente la misma acción todos los días: por la mañana, al levantarnos, ventilamos las habitaciones. Si no lo hiciéramos, si no se renovara el aire de nuestros hogares, tendríamos un ambiente viciado y el riesgo de aparición de elementos patógenos sería evidente. Incluso cuando tenemos enfermos (y entonces con más razón), los arropamos bien y abrimos las ventanas. Aparte de saludable, es de sentido común. No hay más que ver lo que pasó con la tumba sellada de Tutankhamón: quienes penetraron en la estancia y respiraron aquel aire fueron en...

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Quienes ejercemos de amas de casa realizamos casi mecánicamente la misma acción todos los días: por la mañana, al levantarnos, ventilamos las habitaciones. Si no lo hiciéramos, si no se renovara el aire de nuestros hogares, tendríamos un ambiente viciado y el riesgo de aparición de elementos patógenos sería evidente. Incluso cuando tenemos enfermos (y entonces con más razón), los arropamos bien y abrimos las ventanas. Aparte de saludable, es de sentido común. No hay más que ver lo que pasó con la tumba sellada de Tutankhamón: quienes penetraron en la estancia y respiraron aquel aire fueron enfermando y muriendo.

Con Euskadi pasa un poco lo mismo. Llevamos muchos años sin ventilarla y se nota. Respiramos aire estancado y nuestra salud se resiente. En democracia, la alternancia política en el Gobierno de un país es tan natural y conveniente como abrir las ventanas de nuestra casa. E igual de sencillo: alargar la mano, empujar el picaporte y que corra el aire.

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