Análisis:Inversión | CONSULTORIO

Participadas de cajas

La primera oleada de publicación de resultados de bancos y cajas correspondientes a 2004 pone de manifiesto unas tasas de crecimiento de beneficios más que aceptables, de dos dígitos en la mayoría de los casos. Ello es más destacable al producirse en un contexto de tipos de interés en niveles históricamente reducidos, y con los que resulta extraordinariamente difícil obtener margen de la intermediación financiera básica.

Dicho escenario de tipos bajos ha podido ser parcialmente contrarrestado con el mantenimiento de fuertes ritmos de crecimiento en el volumen de negocio, especialmente e...

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La primera oleada de publicación de resultados de bancos y cajas correspondientes a 2004 pone de manifiesto unas tasas de crecimiento de beneficios más que aceptables, de dos dígitos en la mayoría de los casos. Ello es más destacable al producirse en un contexto de tipos de interés en niveles históricamente reducidos, y con los que resulta extraordinariamente difícil obtener margen de la intermediación financiera básica.

Dicho escenario de tipos bajos ha podido ser parcialmente contrarrestado con el mantenimiento de fuertes ritmos de crecimiento en el volumen de negocio, especialmente en inversión crediticia. Pese a ello, el margen de intermediación puro -rentabilidad de la inversión crediticia menos coste de los recursos captados- evoluciona negativamente, en la medida en que el adverso efecto de los tipos a la baja es más intenso que el positivo efecto del crecimiento de negocio.

La estrategia inversora de las cajas les reporta dividendos con los que compensan el descenso de márgenes del negocio tradicional

Pero hay otro componente que, sin duda, se erige en el principal protagonista de los resultados netos en el sector, y es la aportación de dividendos de participadas. Éstas son, o bien de naturaleza financiera, sobre todo en el caso de los grandes bancos -sus bancos filiales en el exterior-, o no financieras, ámbito en el que las cajas se han mostrado mucho más activas en sus estrategias inversoras, que les reportan jugosos dividendos con los que compensar el descenso de márgenes en el negocio tradicional.

Esas estrategias se han intensificado especialmente desde finales de los años noventa, acumulando en la actualidad inversiones superiores a 25.000 millones de euros, lo que representa más de un 4% del balance total de las cajas, y un 50% de sus recursos propios. El acierto de dichas inversiones está fuera de toda duda: sin contar otros negocios inducidos que de dichas participaciones empresariales puedan derivarse, sólo la aportación de dividendos (más la generación de plusvalías en las desinversiones) representa más del 40% del beneficio agregado del sector de cajas antes de impuestos.

Ángel Berges y Jaime Zurita son integrantes de Analistas Financieros Internacionales.

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