Cartas al director

Inadmisible injerencia

Somos un grupo de amigos, todos españoles, algunos de los cuales somos católicos y practicantes; otros, menos, y otros, simplemente agnósticos. Pero todos estamos de acuerdo en que es intolerable e indignante que el Papa se permita condenar públicamente las actuaciones de nuestro Gobierno legítimo, comportándose como si fuese el jefe de la oposición. (Desciende a detalles, e interviene incluso en algo tan polémico a nivel nacional como es el Plan Hidrológico).

Una vez más el Papa, y la jerarquía de la Iglesia católica española (que es muy probable que haya sido quien le haya instado a q...

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Somos un grupo de amigos, todos españoles, algunos de los cuales somos católicos y practicantes; otros, menos, y otros, simplemente agnósticos. Pero todos estamos de acuerdo en que es intolerable e indignante que el Papa se permita condenar públicamente las actuaciones de nuestro Gobierno legítimo, comportándose como si fuese el jefe de la oposición. (Desciende a detalles, e interviene incluso en algo tan polémico a nivel nacional como es el Plan Hidrológico).

Una vez más el Papa, y la jerarquía de la Iglesia católica española (que es muy probable que haya sido quien le haya instado a que haga dichas condenas), nos trata a todos los españoles como si fuésemos su particular "rebaño". ¡Cómo echan de menos la época del nacional-catolicismo!

Por otra parte, el Papa tiene dos varas de medir. Pues cuando Aznar y su Gobierno nos metieron en la guerra de Irak, guerra injusta y basada en mentiras, el pontífice no dijo nada, ni condenó a ese Gobierno, siendo así que dicha guerra había sido previamente condenada, y muy enérgicamente, por el mismo Papa. Lo que sucede es que aquél era un Gobierno de derechas, y éste es de izquierdas.

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Pero hay más. ¿Se imaginan ustedes al Papa teniendo un comportamiento de condena al Gobierno francés, por ejemplo? Es algo impensable. Contra los franceses no se atrevería, pero contra nosotros los españoles, sí. Por eso todos deberíamos estar indignados ante esta inadmisible injerencia, y empezando por los que se creen que tienen el monopolio del patriotismo.

Por último pedimos a Rodríguez Zapatero y su Gobierno que no se amilanen y que protesten enérgicamente ante esta intolerable injerencia e intromisión del Papa en los asuntos internos de España, como lo harían otros países en iguales circunstancias.

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