El Tunecino unió a cuatro grupos de islamistas tras el verano de 2003

Los investigadores de los atentados del 11-M están convencidos de que la decisión final de cometer la matanza tal y como estaba diseñada fue tomada entre diciembre de 2003 y enero de 2004, ya que es en el último mes citado cuando comienzan los preparativos para la ejecución material de la masacre. En ese momento, sobre todo tras el verano de 2003, ya están coordinados cuatro grupos, según el sumario del 11-M: "El liderado por Jamal Zougam, denominado de Lavapiés; el de Jamal Ahmidan, formado en Villaverde; el identificado en torno a Sarhane el Tunecino, formado a su vez por dos grupos, el cons...

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Los investigadores de los atentados del 11-M están convencidos de que la decisión final de cometer la matanza tal y como estaba diseñada fue tomada entre diciembre de 2003 y enero de 2004, ya que es en el último mes citado cuando comienzan los preparativos para la ejecución material de la masacre. En ese momento, sobre todo tras el verano de 2003, ya están coordinados cuatro grupos, según el sumario del 11-M: "El liderado por Jamal Zougam, denominado de Lavapiés; el de Jamal Ahmidan, formado en Villaverde; el identificado en torno a Sarhane el Tunecino, formado a su vez por dos grupos, el constituido por Mustafa el Maymouni y el liderado por Mohamed el Egipcio, y, finalmente, algunos individuos vinculados con la célula de Al Qaeda de Abu Dahdah desarticulada en noviembre de 2001".

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El pegamento de estos personajes, "el único nexo común entre los grupos investigados", es Serhane, pero hay un elemento sin el que, aparentemente, el atentado podría haberse quedado en un plan, una tentativa: Jamal Ahmidan, que es quien recuerda que su amigo Rafá Zouheir le había hablado en 2002 de que había conocido en la cárcel a unos asturianos que manejaban explosivos.

Los elementos clave del 11-M siempre aparecen vinculados a la red norteafricana de Al Qaeda, a los grupos terroristas originarios de Marruecos, Argelia, Túnez, Libia e incluso Egipto, lo que hace pensar a los investigadores que "probablemente sea a través de estos grupos como se planifican los atentados y se decide cómo hacerlos, aunque este punto está aún falto de mayor concreción".

Perfil alto en la red

Las dos personas que han presumido de conocer los atentados tenían relación con estas redes: El Egipcio y Hassan El Haski, "un líder del Grupo Islámico Combatiente Marroquí envuelto en una sucesión a la jefatura del grupo marroquí que contaba con miembros en España". Además, dos personas implicadas directamente en el 11-M tenían (y posiblemente siguen teniendo) "un perfil alto dentro de la red de Al Qaeda": Said Berraj y Amer el Azizi. La captura de estos dos últimos se considera de vital importancia para aclarar el 11-M.

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Los cuatro estuvieron en España hasta muy pocos días antes del 11-M, cuando, como medida de precaución, pusieron pies en polvorosa. Ya fuera de España, El Haski le contó esto a un amigo suyo que lo escondió en París: "Dijo que era su grupo de marroquíes en España quien había dado el golpe. Dijo que era su jamaa (grupo) la que había hecho eso y yo noté su cambio de comportamiento antes y después de los atentados".

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