La frustración de una generación perdida

José María Vaz de Soto (Paymogo, Huelva, 1938) acaba de publicar una reedición de la novela Diálogos del anochecer. Esta obra fue publicada por primera vez en 1972. La censura agotaba sus últimos años de vida. Vaz de Soto se vio obligado a suprimir ciertos pasajes. Diálogos del anochecer se publica por primera vez completa en esta reedición, que saca a la calle Renacimiento.

La novela narra el reencuentro de dos antiguos compañeros de facultad al cabo de los años. El tiempo no ha pasado en vano para ellos, que se cuentan sus decepciones y fracasos. ...

José María Vaz de Soto (Paymogo, Huelva, 1938) acaba de publicar una reedición de la novela Diálogos del anochecer. Esta obra fue publicada por primera vez en 1972. La censura agotaba sus últimos años de vida. Vaz de Soto se vio obligado a suprimir ciertos pasajes. Diálogos del anochecer se publica por primera vez completa en esta reedición, que saca a la calle Renacimiento.

La novela narra el reencuentro de dos antiguos compañeros de facultad al cabo de los años. El tiempo no ha pasado en vano para ellos, que se cuentan sus decepciones y fracasos. Diálogos del anochecer gozó en su momento de una repercusión notable. Así, Francisco Umbral escribió en Diario de Barcelona: "El libro, pues, resulta eminentemente diálectico, vivo, interesante y prometedor". Una palabra ésta, "dialéctico", que refleja a las claras el esqueleto de una novela sustentada en el diálogo.

Sabas y Fabián reconocen en la novela "su frustración como miembros de una generación perdida, la de los estudiantes universitarios nacidos en torno a la Guerra Civil, un grupo cuyo inconformismo juvenil desembocó en un helado nihilismo existencial", según señala el Columbia Dictionary of Modern European Literature, Nueva York, 1980. Las palabras de Fabián sirven para volcar al exterior este sentimiento. "-No estoy muy seguro-dijo Fabián-. Desde luego no somos como ellos. Nos ha cogido, ni viejos ni jóvenes, una época de mucho cambio en mentalidad y costumbres. Nosotros, queramos o no, pertenecemos a la clase dominante, aunque nuestro dominio personal esté en decadencia. Quizás somos un poco la mala conciencia de esa clase. Yo, aunque me considero de la minoría politizada de este país, noto a veces que no me gusta hablar de política, que soy incapaz de definirme. La guerra civil, en cambio, me obsesiona un poco, lo reconozco; pero, no sé por qué, me entristece mucho hablar de ella".

Diálogos del anochecer forma una tetralogía con las siguientes novelas posteriores: Fabián, Sabas y Diálogos de la alta noche.