Crítica:ESTRENOS | 'Nuestra música'

Otra lección del maestro

Hay directores que parten de certezas para hacer sus películas; otros, de guiones cuya ilustración parece más un trabajo rutinario que una creación artística; otros, en fin, lo hacen de una búsqueda un tanto a ciegas. Cada una de las películas de Godard desde Sálvese quien pueda (la vida), es decir, las más de cuarenta que lleva rodadas desde 1982, llevan la impronta de la investigación, el work in progress... Eso que tan nervioso pone al cinéfilo que espera sólo narraciones prolijas y sentimientos conocidos.

Nuestra música, que nació de una invitación al director p...

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Hay directores que parten de certezas para hacer sus películas; otros, de guiones cuya ilustración parece más un trabajo rutinario que una creación artística; otros, en fin, lo hacen de una búsqueda un tanto a ciegas. Cada una de las películas de Godard desde Sálvese quien pueda (la vida), es decir, las más de cuarenta que lleva rodadas desde 1982, llevan la impronta de la investigación, el work in progress... Eso que tan nervioso pone al cinéfilo que espera sólo narraciones prolijas y sentimientos conocidos.

Nuestra música, que nació de una invitación al director para disertar, en la destruida Sarajevo, sobre Texto e imagen (de ahí la presencia en el filme del propio director, así como de escritores como Goytisolo o Mahmoud Darwich), bucea, de la mano de Dante (la película está dividida en Infierno, Purgatorio y Paraíso... aunque éste sea en realidad un bosque vigilado por marines estadounidenses), en varias direcciones: en una reflexión sobre la violencia contemporánea, en el conflicto palestino-israelí, sobre las dificultades para coser una convivencia hecha añicos, como demuestra la propia Sarajevo...

NUESTRA MÚSICA

Dirección: Jean-Luc Godard. Intérpretes: Sarah Adler, Nade Dieu, Rony Kramer, Juan Goytisolo, J.-Luc Godard. Género: drama, Francia-Suiza, 2003. Duración: 80 minutos.

Más información

Con apenas un débil hilo argumental, llevado de la mano por una chica judía que es una suerte de antiterrorista que se inmola por la paz, Godard va lanzando ideas, imágenes, sugerencias. Y de cuando en cuando lanza ideas desconcertantes o autocríticas. El resultado es una película que no discurre por senderos trillados y que no se ve con facilidad, pero que deja al espectador preñado de preguntas, interrogaciones, incertidumbres; o sea, rigurosamente obligatoria para cualquier ciudadano interesado por su tiempo.

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