182.000 vehículos, multados por exceso de velocidad en la M-30 en 11 meses

La velocidad que alcanzan los conductores en la M-30 está a la baja. Así lo pone de manifiesto el número de denuncias que pone cada día la Policía Municipal en esta vía rápida de la capital, por la que circulan una media de 270.000 vehículos. Los radares fijos instalados el pasado 3 de febrero han cazado hasta finales de noviembre a cerca de 182.000 infractores que han superado los 90 kilómetros por hora permitidos en esta vía.

Los radares comenzaron a sancionar el pasado 3 de febrero. Antes funcionaron en prácticas hasta que fueron calibrados y perfectamente enfocados bajo los carriles...

La velocidad que alcanzan los conductores en la M-30 está a la baja. Así lo pone de manifiesto el número de denuncias que pone cada día la Policía Municipal en esta vía rápida de la capital, por la que circulan una media de 270.000 vehículos. Los radares fijos instalados el pasado 3 de febrero han cazado hasta finales de noviembre a cerca de 182.000 infractores que han superado los 90 kilómetros por hora permitidos en esta vía.

Los radares comenzaron a sancionar el pasado 3 de febrero. Antes funcionaron en prácticas hasta que fueron calibrados y perfectamente enfocados bajo los carriles izquierdos, que son donde los vehículos alcanzan mayor velocidad. Su instalación fue una idea de la anterior concejal de Policía Municipal, María Tardón.

La Concejalía de Seguridad está estudiando ahora instalar radares fijos similares en otros puntos, dada la eficacia de los de la M-30.Los radares fijos se encuentran enclavados en dos puntos conocidos por la mayoría de los conductores que circulan por esta vía. Los que transitan por el anillo interior tienen un cinemó-metro en el carril izquierdo de la avenida del Marqués de Monistrol, mientras que los vehículos que lo hacen por el exterior pueden ser medidos por una caja blanca situada cerca de la intersección con el eje de O'Donnell, frente al edificio conocido como el ruedo de Moratalaz.

Precisamente, es este radar el que mayor número de denuncias ha puesto en este tiempo, debido fundamentalmente a que el número de vehículos que pasa por este punto es superior al primero.

Las cifras facilitadas por una portavoz de la Concejalía de Seguridad arrojan un saldo muy positivo para las arcas del Ayuntamiento. Cada día son multados por estos radares una media de 551 conductores. Entre el 3 de febrero y el 30 de noviembre del año pasado, 181.957 infractores fueron fotografiados por estas dos cajas blancas situadas sobre sendos paneles informativos.

Las denuncias oscilan entre los 92 y los 302 euros, según la velocidad a que son detectados los infractores. En los casos más graves, puede llevar aparejada la suspensión del permiso de conducir con un periodo que oscila entre uno y tres meses.

Cuantía inferior

Esta cuantía es sensiblemente inferior a la que aplican otras policías locales y, sobre todo, la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil. Y eso se debe a que la Policía Municipal de la capital aplica una ordenanza sancionadora aprobada en 1998, que sufrió ligeras modificaciones en 2002. Hasta que sea reformada por el equipo del concejal delegado del área, Pedro Calvo Poch, el Ayuntamiento resulta barato para los infractores, ya que esas mismas denuncias en caso de producirse en carretera podrían suponer el doble de cuantía para los infractores.

Las horas en las que son puestas el mayor número de denuncias es cuando más tráfico se registra en la M-30: entre las tres de la tarde y las diez de la noche. Sin embargo, las mayores sanciones se han impuesto siempre en horario de madrugada. La práctica ausencia de circulación, la sensación de falta de vigilancia y la nocturnidad hacen que a muchos conductores les dé por apretar a fondo el acelerador. Entonces, un destello en la noche, muchas veces imperceptible para el infractor, es la señal visible de su exceso de velocidad. La desagradable sorpresa le llegará un mes y medio más tarde a su casa en forma de sanción.

Hasta ahora el caso más grave detectado por los radares fijos es el de un BMW interceptado en la primera jornada de funcionamiento a 215 kilómetros por hora por el radar de O'Donnell a las 3.56 de la madrugada, lo que supone casi 2,4 veces la velocidad permitida.

Aunque la cifra de 551 infractores al día de media puede resultar especialmente alta, es en sí bastante más baja que la recogida por la Concejalía de Seguridad cuando los radares funcionaban en prácticas. En esas fechas previas a las denuncias, los cinemómetros llegaron a captar una media que superaba los 3.500 infractores. Esto ha hecho que la velocidad media en la M-30 haya descendido.

Un detalle que han observado los técnicos en la materia de la Policía Municipal es que muchos madrileños ya se conocen el lugar exacto de los radares fijos y que, al pasar bajo ellos, hacen de niños buenos y reducen la velocidad para luego pisar a fondo el acelerador. Para ellos, el Ayuntamiento tiene otra medida, ya que siguen funcionando los radares móviles instalados en coches camuflados de la policía que recorren a cualquier hora la M-30. Entre febrero y noviembre del año pasado, estos vehículos policiales también hicieron su particular pesca: 6.372 infractores, lo que arroja una media de 19 coches.

El número de coches con radares (seis) que vigilaba la M-30 ha bajado y muchos de ellos se han destinado a otras vías con un tránsito alto, como es la avenida de los Poblados (al sur de la capital), el paseo de la Castellana o la avenida de Arcentales (San Blas), entre otras muchas.

La Concejalía de Seguridad tiene ahora en pruebas un radar en el túnel de Santa María de la Cabeza, debido a las altas velocidades que se alcanzan allí que han provocado las protestas de los vecinos de la zona que se quejaban de la peligrosidad de los conductores. Igual ocurre en el eje de Sinesio Delgado, al norte de la capital.