Reportaje:

El maestro de las cuerdas y la madera

El armenio Stepan Kostanyan trabaja desde hace cinco años en Córdoba como luthier

Stepan Kostanyan nació hace 48 años en la república ex soviética de Armenia. Desde hace cinco, vive y trabaja en Córdoba. Es un maestro de luthería. Sus manos reparan violines, violas, contrabajos, guitarras... Es el heredero de una profesión cada vez más escasa: el arte de construir y reparar instrumentos de cuerda.

Stepan también es músico. Durante 19 años, tocó el violín en dos de las orquestas más afamadas de su Armenia natal. En esa época, compaginó los conciertos con sus primeros pasos en el arte de la luthería.

Pero, tal y como cuenta con voz queda, la situación económica ...

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Stepan Kostanyan nació hace 48 años en la república ex soviética de Armenia. Desde hace cinco, vive y trabaja en Córdoba. Es un maestro de luthería. Sus manos reparan violines, violas, contrabajos, guitarras... Es el heredero de una profesión cada vez más escasa: el arte de construir y reparar instrumentos de cuerda.

Stepan también es músico. Durante 19 años, tocó el violín en dos de las orquestas más afamadas de su Armenia natal. En esa época, compaginó los conciertos con sus primeros pasos en el arte de la luthería.

Pero, tal y como cuenta con voz queda, la situación económica en su país no era para tirar cohetes. El dinero apenas le llegaba para mantener a su esposa e hija, quienes viven todavía en Armenia. Así que, cuando un grupo de compatriotas y amigos le invitaron a viajar a España, no se lo pensó e hizo las maletas. Este grupo de amigos forma parte de la Orquesta de Córdoba, que dirige Charles Olivieri Munroe. Stepan se ha convertido en el luthier encargado de reparar los instrumentos de los componentes de esta formación con 12 años de historia. Pero, según cuenta, cada vez son más los músicos del resto de Andalucía y de las comunidades vecinas que le llevan sus violines y violas para que los ponga a punto.

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Sobre la mesa de trabajo de Stepan hay virutas y un puñado de herramientas. "Lo hace todo con sus manos", afirma Manuel Gutiérrez Díaz, el dueño del taller de luthería. Manuel conoció a Stepan hace cuatro años. Cuando se enteró de que reparaba instrumentos de cuerda, le invitó a trabajar en su tienda de la calle Ángel de Saavedra. Manuel ayudó a regularizar la situación de Stepan y desde entonces este armenio es su empleado.

Sobre la mesa, rodeada de las virutas y de las pequeñas herramientas, hay una tapa agrietada de violín que Stepan está reparando. Se trata de un instrumento de la escuela sajona del siglo XVIII. "Es muy interesante... Cada luthier tiene su secreto, su plantilla". Stepan coge la tapa y comienza a darle pequeños golpes: "Aunque hay algunos artesanos que no lo hacen, desde hace siglos, los maestros de la escuela italiana también afinan las tapas de los violines". Cada punto de la tapa debe tener un sonido y el luthier debe pulir la madera de arce hasta conseguirlo.

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Stepan repasa con sus dedos la anatomía del violín que está reparando. Cada milímetro determina el resultado final. El arco, el mástil, el alma, las cuerdas... Una mezcla de artesanía y de pura física en la que el término "resonancia" no desentona con la nobleza del ébano.

Aunque el trabajo de Stepan tiene mucho de la carpintería más delicada, según explica, "es mejor que el luthier toque algún instrumento... Si no, es imposible que comprenda lo que está haciendo".

Pero Stepan no sólo repara violines, también los construye. De sus manos han salido dos chelos y seis violines, que tienen un precio de mercado de entre 4.000 y 5.000 euros. Stepan confiesa que esto es lo que más le apasiona: "Me gusta más hacerlos que tocarlos".

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