Un libro invita a las familias a jugar a los acertijos

Al escritor Juan Kruz Igerabide (Aduna, 1956), doctor en Filología Vasca, se le agotó el repertorio tradicional de adivinanzas hace casi una década. Su hijo rondaba los ocho años y suspiraba por un acertijo. "Siempre quería más, así que empecé a inventar nuevas adivinanzas para jugar con él", recuerda. Aquella afición, aquel entretenimiento privado entre padre e hijo, salió de la esfera familiar hace dos años, cuando la editorial Elkar publicó el libro Mintzo naiz isilik. Editores Asociados presenta ahora A tus ojos mi voz, la traducción al castellano de ese volumen, ilustrado po...

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Al escritor Juan Kruz Igerabide (Aduna, 1956), doctor en Filología Vasca, se le agotó el repertorio tradicional de adivinanzas hace casi una década. Su hijo rondaba los ocho años y suspiraba por un acertijo. "Siempre quería más, así que empecé a inventar nuevas adivinanzas para jugar con él", recuerda. Aquella afición, aquel entretenimiento privado entre padre e hijo, salió de la esfera familiar hace dos años, cuando la editorial Elkar publicó el libro Mintzo naiz isilik. Editores Asociados presenta ahora A tus ojos mi voz, la traducción al castellano de ese volumen, ilustrado por Lorena Martínez Oronoz.

"Recuerdo que fue un verano cuando empecé a inventar adivinanzas para mi hijo", cuenta el escritor, Premio Euskadi de Literatura Infantil en 1998 por Jonas eta jostailu beldurtia. "Nos fuimos apasionando y fueron saliendo cantidad. En las visitas a los colegios las ponía a prueba con los chavales para ver cuáles funcionaban y cuáles no". De las casi 400 que ideó 150 tuvieron aceptación en las aulas, según dice. Son precisamente las que figuran en A tus ojos mi voz, agrupadas en siete capítulos temáticos -alimentos, herramientas, animales,...-. Algunas de las adivinanzas son variantes de acertijos tradicionales, pero la mayoría tienen que ver con la vida cotidiana contemporánea. "De joven, fue blando y simpático; de viejo, duro de roer y antipático", reza una de ellas. La respuesta está una de las últimas páginas del libro, donde aparece dibujada una hogaza de pan y el siguiente texto: "Es pan comido, ¿a que sí?"

"Tratamos de que las soluciones no sean algo monótono", detalla Igerabide. "Hemos incluido lo mismo juegos de espejos, que rimas evidentes, crucigramas o dibujos".

Este poeta, escritor de literatura infantil, juvenil y para adultos, ofreció con la publicación de este libro -que también incluye un cuento tibetano a modo de juego- una herramienta para estimular mentalmente a los niños, pero quiso hacerlo dando a las adivinanzas un aire poético. "No siempre utilizando la rima, sino en algunas ocasiones empleando la correspondencia fonética. Juego a darle musicalidad", concluye el autor.

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