LA FACTURA DEL TERRORISMO ETARRA

Lemóniz, Leizarán y los secuestros etarras supusieron 3.000 millones entre 1970 y 1993

La factura del cierre de la central nuclear se sigue pagando y asciende a 6.000 millones de euros

El informe pericial tiene un apartado específico sobre el periodo 1970-1993. Los costes producidos por ETA en esta etapa incluyen el cierre de la central nuclear de Lemóniz (también mencionado en el apartado 1994-2003), el de la autovía de Leizarán y los "ingresos" de la banda por secuestros y extorsiones. El informe elaborado para el juez Baltasar Garzón se apoya en estudios de diversas universidades, y singularmente en ETA: Estrategia organizativa y actuaciones entre 1978 y 1992, editado por la Universidad del País Vasco. Las pérdidas causadas en estos 23 años se cifran en 2.889.964 e...

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El informe pericial tiene un apartado específico sobre el periodo 1970-1993. Los costes producidos por ETA en esta etapa incluyen el cierre de la central nuclear de Lemóniz (también mencionado en el apartado 1994-2003), el de la autovía de Leizarán y los "ingresos" de la banda por secuestros y extorsiones. El informe elaborado para el juez Baltasar Garzón se apoya en estudios de diversas universidades, y singularmente en ETA: Estrategia organizativa y actuaciones entre 1978 y 1992, editado por la Universidad del País Vasco. Las pérdidas causadas en estos 23 años se cifran en 2.889.964 euros.

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Los secuestros fueron la fuente de ingresos más saneada de ETA desde 1978, según el estudio de la Universidad del País Vasco elaborado por Florencio Domínguez Iribarren. El importe total obtenido por la banda terrorista por este concepto ascendió a 42.010.746 euros (6.990 millones de pesetas).

La extorsión fue la segunda fuente de ingresos. Ideada por ETA en 1964, fue practicada a gran escala desde finales de los años 70 a empresarios y profesionales del País Vasco. Las cifras de dinero obtenidas por ETA en ese periodo se pudieron establecer con bastante precisión gracias a la documentación incautada en la fábrica Sokoa a finales de 1986. A partir de esta documentación, el juez Carlos Bueren estableció que la cifra recaudada por ETA mediante extorsión ascendía a 1.163.046.000 pesetas. Hasta 1991 no se vuelven a tener datos precisos sobre el funcionamiento de los mecanismo de extorsión. La red de José Luis Álvarez de Santacristina, Txelis, exigió 400 millones, pero sólo consiguió 47. Entre 1990 y 1992, sobre una lista de 52 personas aparecida en Bidart a las que se les exigió 600 millones de pesetas, la banda sólo consiguió cobrar tres millones.

Los atracos a mano armada se abandonaron a partir de 1985 por el riesgo que suponían y los escasos botines obtenidos. Las aportaciones de militantes y simpatizantes son la fuente de ingresos más marginal y no pueden considerarse como un coste más de la actividad terrorista, según el informe.

El total de ingresos totales obtenidos por ETA por secuestros, extorsiones y atracos ascendería a una cifra próxima a los 86,73 millones de euros.

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Con todo, la mayor factura de la actividad terrorista de ETA se debe al cierre de la central nuclear de Lemóniz. La empresa Iberduero, promotora de la nuclear, desistió de ponerla en marcha después de que ETA asesinase de un tiro en la nuca, el 6 de febrero de 1981, cuando la planta estaba en fase de construcción, al ingeniero José María Ryan, que había sido secuestrado siete días antes.

Al paralizar Lemóniz, el Estado decidió garantizar a la compañía eléctrica los fondos necesarios para devolver los préstamos que había suscrito para financiar la construcción y puesta en marcha de la central nuclear. De acuerdo con los datos recogidos en las memorias de Iberduero -ahora Iberdrola-, la suma de cargas financieras y restitución de la inversión supone una cifra de 661.148 millones de pesetas (importe del año 1994), parte de los cuales han sido desembolsados ya por los ciudadanos y el resto se pagará durante los próximos 25 años.

Para la cuantificación real del coste de paralización de Lemóniz se toman dos periodos: entre 1977 y 1982, los daños materiales ocasionados por las explosiones y los incendios en las instalaciones de la central y otras propiedades de la compañía Iberduero alcanzaron los 2.147 millones de pesetas (12,9 millones de euros), un 70% de los cuales corresponde a los atentados ocurridos en el interior de la propia central entre 1978 y 1979. Esa cifra actualizada supone 29,33 millones de euros constantes.

En el periodo de 1983 a 1994, la empresa propietaria recibió 286.816 millones de pesetas (1.723,79 millones de euros). Esa cifra actualizada supone 2.349,52 millones de euros constantes.

En el periodo de 1995 a 2003, las anualidades satisfechas por al Comisión General de la Energía importan 2.531.629.130 euros constantes. Además, el importe pendiente de compensación correspondiente a Lemóniz a fecha 31 de diciembre de 2003 es de 966.255.717,36 euros.

El coste del cierre de Lemóniz, sumados todos los anteriores costes, importa un total de 5.876.740.000 euros, casi un billón de las antiguas pesetas.

Entre 1970-1993, la suma de los secuestros y extorsiones, el coste de Lemóniz en esos 23 años y otros 98.560 euros por la campaña terrorista de la autovía de Leizarán y otros costes e indemnizaciones, la factura total atribuida a ETA en esos 23 años se cuantifica en 2.889.964 euros, casi medio billón de pesetas.

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