OPINIÓN DEL LECTOR

Aclaración

El 12 de diciembre, Ricardo Cantalapiedra confundía la instalación de Manuel Estrada, en cuyo diseño participé, con la de Eva Lootz. El tramo desde Cibeles hasta la Puerta de Alcalá es una instalación de Manuel Estrada totalmente diferente a la de Eva Lootz. En común sólo tienen el uso de palabras.

La palabra "paz" en 32 idiomas y siete alfabetos quiere llevar a los cielos de Madrid, ciudad abierta y de encuentro, a la humanidad en su andar por la tierra. Es crear un firmamento de paces internacionales para la mirada de los madrileños. Como viene aclarando Manuel Estrada, es un homenaje...

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El 12 de diciembre, Ricardo Cantalapiedra confundía la instalación de Manuel Estrada, en cuyo diseño participé, con la de Eva Lootz. El tramo desde Cibeles hasta la Puerta de Alcalá es una instalación de Manuel Estrada totalmente diferente a la de Eva Lootz. En común sólo tienen el uso de palabras.

La palabra "paz" en 32 idiomas y siete alfabetos quiere llevar a los cielos de Madrid, ciudad abierta y de encuentro, a la humanidad en su andar por la tierra. Es crear un firmamento de paces internacionales para la mirada de los madrileños. Como viene aclarando Manuel Estrada, es un homenaje a Madrid y a las víctimas de los terribles sucesos que azotaron nuestra ciudad.

Cuando iniciamos esta propuesta, pensamos en los nombres de las víctimas, pero nos pareció totalmente irrespetuoso. Por otra parte, queríamos recordar y mirar al futuro en un cruce de culturas presidido por una de las más nobles palabras: paz.

En la Grecia antigua la paz se instalaba al paso de la llama olímpica. No es infrecuente oír a nuestros mayores el significado de la Navidad en antiguas batallas y enfrentamientos, y no sólo españolas, también europeas y planetarias.

Los cristianos pueden sentirse orgullosos de haber creado este tiempo con valor ecuménico. Es una de las más bellas aportaciones que su religión, y específicamente la católica, nos ha legado. Para mí sería un orgullo que otros leyeran mi aportación civilizadora desde otras ópticas.

Y de óptica y no de semántica habla la instalación de Manuel Estrada. Es para ver y no para leer. Es para disfrutar de formas diferentes a las nuestras, latinas. Es para sentir la solidaridad del que no siendo de aquí lee en sus formas originarias los sentimientos y valores que conforman las letras. Es en definitiva para que quien nos visita se sienta como en su casa, algo definitivamente madrileño.

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