Reportaje:

Un cuento contra el miedo a la toga

El Servicio Andaluz de Salud edita un libro para ayudar a los menores maltratados a afrontar sin temor los juicios

Pedro y Laura son niños y, a su corta edad, ya tienen un secreto. Algo malo que les ocurrió y no se atreven a contar a nadie. Pero un día, dejándose ayudar y armados de valentía, deciden hacerlo. Tendrán que dar detalles en un sitio extraño lleno de personas disfrazadas con una especie de capa negra, donde les acribillarán a preguntas. Pronto sabrán que ese lugar es un juzgado, que sus interrogadores se llaman jueces, abogados y fiscales y que van vestidos con toga. Que son amigos y que tratan de ayudarles. Pedro y Laura son los protagonistas del cuento Yo también estuve aquí, escrito p...

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Pedro y Laura son niños y, a su corta edad, ya tienen un secreto. Algo malo que les ocurrió y no se atreven a contar a nadie. Pero un día, dejándose ayudar y armados de valentía, deciden hacerlo. Tendrán que dar detalles en un sitio extraño lleno de personas disfrazadas con una especie de capa negra, donde les acribillarán a preguntas. Pronto sabrán que ese lugar es un juzgado, que sus interrogadores se llaman jueces, abogados y fiscales y que van vestidos con toga. Que son amigos y que tratan de ayudarles. Pedro y Laura son los protagonistas del cuento Yo también estuve aquí, escrito por Carmen de Manuel, una psicóloga infantil de Cádiz, que pretende con esta obra editada por el Servicio Andaluz de Salud (SAS) reducir el miedo que los menores víctimas de abuso o maltrato tienen al acudir a prestar declaración.

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Pedro y Laura son personajes de ficción pero sus vivencias serán leídas por pequeños que han sufrido de lleno casos muy reales. Carmen de Manuel lleva trabajando veinte años como psicóloga infantil, dieciocho en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz, ahora en la Unidad de Salud Mental. A lo largo de su carrera ha tratado a muchos menores y esta experiencia le ha permitido percibir el estrés que para los más pequeños supone revivir su terrible experiencia en el juzgado. "Muchas veces, el juicio se produce meses después de que se denunciaran los hechos. Tienen que ir a un lugar hostil donde no comprenden apenas nada".

La idea de la psicóloga es facilitarles el cuento días antes de que tengan que declarar. El libro, según su autora, debe ser un instrumento preventivo que se ha de utilizar paralelamente al trabajo de los profesionales médicos o judiciales que tratan con los pequeños. "Para una víctima testificar es volver a repasar cada una de las vejaciones que sufrió y, muchas veces, delante de los agresores. Esta declaración puede convertirse en un daño añadido". Es lo que se conoce como revictimización.

Para evitar esa doble herida, Pedro y Laura van detallando cada uno de los pasos por los que deben pasar tras haber superado el miedo a denunciar. Los dos niños explican que para recibir la mejor ayuda es necesario acudir al juzgado, donde conocerán a tres personas a las que hay que llamar su señoría. Son el juez, "una persona que, al igual que un detective, recoge las pruebas necesarias", el fiscal, "que velará por los derechos de los niños y niñas" y el abogado, que será de dos tipos, "uno que se encargará de demostrar lo que te ha pasado y otro que defenderá a la persona que hizo daño".

Es su primera visita al juzgado pero habrá una siguiente, cuando se celebre el juicio. "Los niños sufren en este período trastornos del sueño y estrés agudo", explica la psicóloga. Pedro y Laura también están nerviosos hasta que, finalmente, prestan declaración. "Hay algunos que piensan que es como un examen, que si no responden una pregunta suspenderán", señala la autora. Tras el juicio, los dos protagonistas se muestran aliviados. Han pasado el trago más duro y lo celebran jugando. Ocio y diversión como premios a su valentía.

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