OPINIÓN DEL LECTOR

Más madera

¡Más madera!, gritaban los hermanos Marx mientras alimentaban la locomotora que les trasladaba por las tierras del lejano Oeste, y nosotros nos mondábamos de risa. Lo que no nos hace ninguna gracia es lo que pasa una y otra vez en nuestro pueblo.

Estamos acostumbrados a que cada dos por tres nos levanten una acera y a los cuatro días de acabar las obras la vuelvan a levantar para hacer cualquier chapuza que se les ha olvidado. La planificación de las obras públicas brilla por su ausencia, y, por lo que parece, el dinero público nos sobra.

Hace quince días en este Basauri ...

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¡Más madera!, gritaban los hermanos Marx mientras alimentaban la locomotora que les trasladaba por las tierras del lejano Oeste, y nosotros nos mondábamos de risa. Lo que no nos hace ninguna gracia es lo que pasa una y otra vez en nuestro pueblo.

Estamos acostumbrados a que cada dos por tres nos levanten una acera y a los cuatro días de acabar las obras la vuelvan a levantar para hacer cualquier chapuza que se les ha olvidado. La planificación de las obras públicas brilla por su ausencia, y, por lo que parece, el dinero público nos sobra.

Hace quince días en este Basauri salvaje nos han levantado toda una calle en Basozelai, al lado del campo de fútbol. Los árboles quedaron con sus raíces al aire y al de dos días estaban en el suelo. Los recogieron y los volvieron a replantar. Cuatro días más tarde, los vuelven a sacar con todas sus raíces. Pensamos que los iban a replantar en un sitio más adecuado, pero cuál ha sido nuestra sorpresa cuando nos los hemos encontrado hechos leña. Una vergüenza.

Más madera, más madera, el tren está a punto de llegar a Basauri City, ciudad sin ley..

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