La autopista A-8 seguirá saturada en San Sebastián hasta el año 2009

La nueva vía de peaje costará 220 millones y absorberá hasta 36.000 vehículos de la A-8

El segundo cinturón de San Sebastián, la autopista de peaje que bordeará la capital y resolverá los graves problemas de congestión circulatoria que soporta hoy la variante donostiarra a su paso por la A-8, entrará en servicio en 2009. Es el nuevo plazo marcado por la Diputación guipuzcoana, que tenía previsto abrirla en 2006. El Consejo de Diputados ha aprobado el proyecto de trazado de esta infraestructura, cuyo coste se eleva a 220 millones de euros. Serán 16 kilómetros de autopista entre Lasarte-Oria y Oiartzun, que absorberán 36.000 vehículos de la A-8.

Los detalles técnicos del den...

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El segundo cinturón de San Sebastián, la autopista de peaje que bordeará la capital y resolverá los graves problemas de congestión circulatoria que soporta hoy la variante donostiarra a su paso por la A-8, entrará en servicio en 2009. Es el nuevo plazo marcado por la Diputación guipuzcoana, que tenía previsto abrirla en 2006. El Consejo de Diputados ha aprobado el proyecto de trazado de esta infraestructura, cuyo coste se eleva a 220 millones de euros. Serán 16 kilómetros de autopista entre Lasarte-Oria y Oiartzun, que absorberán 36.000 vehículos de la A-8.

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Los detalles técnicos del denominado segundo cinturón de San Sebastián se conocen desde finales de 2000. En noviembre de aquel año, después de minuciosos estudios realizados en los 90 ante el progresivo aumento del tráfico en la Beobia-Bilbao (A-8), la Diputación aprobó encargar la redacción del proyecto de trazado y fijó en 2002 la fecha de inicio de las obras de construcción. Más adelante, en marzo de 2003, con motivo de una exposición sobre el proyecto, los responsables del departamento foral de Carreteras anunciaron que los trabajos iban a comenzar en 2004, con el compromiso de ponerla en servicio en 2006.

Ayer, la institución foral recuperó la misma maqueta utilizada en aquella muestra para anunciar que ya está aprobado el proyecto de trazado del segundo cinturón, el vial que circunvalará la vertiente sur de San Sebastián. Al acto asistió el diputado general de Guipúzcoa, Joxe Joan González de Txabarri, a quien acompañaron el diputado para las Infraestructuras Viarias, Javier Zuriarrain, el director de este departamento, Josu Agirrezabalaga, y el director general de Bidegi, Néstor Arana. Los plazos vuelven a demorarse. Ahora, la Diputación asegura que el nuevo vial entrará en funcionamiento en su totalidad en 2009.

El segundo cinturón, que Txabarri comparó con "la M-50" madrileña, constará de 16,2 kilómetros entre el enlace de Aritzeta (Usurbil) y Oiartzun tras discurrir por Lasarte-Oria, Hernani, Astigarraga y Rentería. Quedará integrado en la A-8 y será de pago. La construcción comenzará en el primer semestre de 2005 y se abordará en tres fases: primero el tramo Oiartzun-Astigarraga (8,4 kilómetros con tres carriles en cada sentido), después entre Astigarraga y Lasarte-Oria (4,5 kilómetros) y finalmente hasta Aritzeta. Estos dos últimos tramos tendrán inicialmente dos calzadas de dos carriles cada una.

Estudio del precio del peaje

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La apertura de este vial, que exigirá una inversión de 220 millones, permitirá aliviar la actual saturación circulatoria que soporta la A-8 a su paso por San Sebastián, que alcanza una media diaria de 85.415 vehículos (el 23% son pesados) y superan los 100.000 vehículos a la altura de Intxaurrondo y Aiete. Los responsables del departamento de Carreteras calculan que, en los primeros años de funcionamiento, el segundo cinturón atraerá unos 36.000 vehículos, lo que contribuirá a "mejorar los accesos" a la capital.

Txabarri calificó esta infraestructura como "el tercer tomo de una trilogía" de proyectos viarios que forman la A-15 (San Sebastián-Pamplona) y la A-1 (Eibar-Vitoria) y aseguró que se trata de "la obra más importante" que se acometerá en Guípúzcoa en los próximos años.

La Diputación no pudo concretar la tarifa que abonarán los usuarios de esta carretera, dado que está en elaboración un estudio sobre la implantación de cánones (peajes) en esta provincia. En principio, no está previsto eliminar ningún puesto de cobro en la actual A-8 y tampoco se descarta que el precio del peaje del segundo cinturón sea más caro que en el resto de las autopistas. Txabarri afirmó que la Diputación, con su esfuerzo inversor en carreteras, "va a ser capaz de convencer de que merece la pena pagar el peaje".

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