La huelga de taxistas fue amplia en Barcelona y absoluta en el aeropuerto

Buena parte de Barcelona se quedó durante toda la mañana de ayer sin taxis por la huelga convocada por el Grupo de Taxistas Independientes (GTI) y otros dos sindicatos minoritarios y corporativos para lograr un aumento de las tarifas superior al 5,1% acordado recientemente. La huelga no fue apoyada por un segundo grupo de sindicatos, los mayoritarios del sector, por lo que el paro de ayer se entendía como una medición de fuerzas. Durante la mañana, encontrar un taxi en el centro de Barcelona rozaba lo utópico; hacerlo en el aeropuerto de El Prat o en la estación de Sants lo era.

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Buena parte de Barcelona se quedó durante toda la mañana de ayer sin taxis por la huelga convocada por el Grupo de Taxistas Independientes (GTI) y otros dos sindicatos minoritarios y corporativos para lograr un aumento de las tarifas superior al 5,1% acordado recientemente. La huelga no fue apoyada por un segundo grupo de sindicatos, los mayoritarios del sector, por lo que el paro de ayer se entendía como una medición de fuerzas. Durante la mañana, encontrar un taxi en el centro de Barcelona rozaba lo utópico; hacerlo en el aeropuerto de El Prat o en la estación de Sants lo era.

La huelga se alargó desde las seis de la mañana hasta las dos de la tarde. Los sindicatos convocantes, que dicen representar a 4.500 de los 10.000 taxistas y contar con el apoyo de casi todos los restantes, cifraron el seguimiento en "casi el 100%". "Se ha notado", concedió Miguel Ángel Martín, gerente del Instituto Metropolitano del Taxi (IMT), aunque señaló al miedo como el causante de que muchos taxistas no salieran. Según desveló, algunas empresas desistieron de trabajar tras los incidentes de primera hora.

Éstos, todos leves, se produjeron en el aeropuerto, donde se concentraron unos 50 piquetes. "No ha pasado nadie" se jactaba uno, que a mediodía restaba beligerancia a la jornada: "He venido con dos piedras y aún están en el bolsillo". Los pocos que acudían con pasaje eran invitados a desalojarlo de sus coches. La llegada de miembros del Cuerpo Nacional de Policía a media mañana suavizó la tensión. Hasta entonces, los cinco agentes de la Guardia Urbana apenas podían sugerir que los piquetes se concentraran en las terminales y no en las curvas por motivos de seguridad. Pasadas las dos, la asamblea de taxistas acordó continuar la huelga indefinidamente. Pero los taxistas que reanudaban su trabajo dando por hecho el final de la huelga desbordaron a los organizadores y éstos dieron por concluida la protesta.

El paro quedó desconvocado tras avenirse Francesc Narváez, presidente de IMT, a reunirse en 48 horas con los sindicatos. José María Soto, presidente de GTI, adelantó que pedirá un pleno extraordinario para discutir un aumento del 15% de las tarifas en tres años. Martín dudó ayer de que las mismas personas que aprobaron hace menos de un mes una subida del 5,1% la vayan a echar ahora abajo.

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