Reportaje:

Química contra delincuencia sexual

El Gobierno francés experimenta medicamentos con 48 voluntarios

El Gobierno francés ha decidido poner en marcha un plan, mediante productos químicos, destinado a los "delincuentes sexuales que tienen grandes dificultades para canalizar su libido". El ministro de Justicia, Dominique Perben, ha precisado: "No se trata de una castración, pues el tratamiento marcha sólo mientras se sigue, y es reversible. Se trata de resolver el caso de personas hipersexuales que dicen ser incapaces de resistir a sus pulsiones".

El profesor Serge Stoleru, del Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica (INSERM) será el responsable de la dirección del pro...

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El Gobierno francés ha decidido poner en marcha un plan, mediante productos químicos, destinado a los "delincuentes sexuales que tienen grandes dificultades para canalizar su libido". El ministro de Justicia, Dominique Perben, ha precisado: "No se trata de una castración, pues el tratamiento marcha sólo mientras se sigue, y es reversible. Se trata de resolver el caso de personas hipersexuales que dicen ser incapaces de resistir a sus pulsiones".

El profesor Serge Stoleru, del Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica (INSERM) será el responsable de la dirección del proyecto que, en una primera fase, se aplicará a 48 voluntarios, ya sean antiguos condenados por infracciones sexuales, ya sean personas implicadas en casos de pedofilia pero que no han pisado la cárcel. "El tratamiento provoca la infertilidad temporal y, en ciertos casos, una disminución de la capacidad de erección, efectos que desaparecen tras dos meses de cesar la toma de medicamentos".

"No se trata de una castración, ya que el tratamiento es reversible", afirma el ministro Perben

Los productos que se suministrarán a los 48 voluntarios son la ciproterona y la leuprorelina, que reducen de manera sustancial la producción de testosterona. "Son medicamentos que hasta ahora sólo se utilizaban en casos de trastornos hormonales, entre ellos los ligados al cáncer de próstata", precisa Stoleru. Según el ministro Perben, es preciso hallar nuevas formas de lucha contra la violencia sexual. "Lo más importante", ha precisado, "no es discutir las penas a que han de ser condenados los delincuentes, sino evitar que agredan sexualmente y, aún más, que puedan reincidir".

Las estadísticas facilitadas por el Ministerio de Justicia dan una idea de la magnitud creciente del problema, pues si en 1980 el 5% de los detenidos franceses lo era por delitos sexuales, hoy el 22% -8.200 personas- de los reclusos lo son por ese tipo de crímenes. "No hay que tomar ese experimento como un remedio milagroso", dice Philippe Carrière, psiquiatra en una prisión bretona. "Para aquellos cuya libido está mal organizada respecto al objeto de su deseo, aquellos en los que el deseo está enraizado en el plano psíquico y funciona a margen de las hormonas, es decir, gente perversa que disfruta con el dolor del otro, haciendo daño a los niños, por ejemplo, para esos el tratamiento no será eficaz".

Stoleru ha revelado la mecánica a seguir: "Los médicos no sabrán cuál de los dos medicamentos prescriben, y los enfermos tampoco sabrán lo que toman. Va a ser la primera vez en que podremos comparar, de manera rigurosa y científica, el efecto y los efectos eventualmente no deseados de los dos medicamentos. Todos los pacientes recibirán una atención continua de carácter psicoterapéutico".

El ministro de Justicia ha tomado esta iniciativa después del escándalo vivido en Alsacia, donde un preso condenado por delito sexual, después de cumplir su pena, fue puesto en libertad y apenas un año después causó la muerte a una adolescente. "Estamos estudiando la posibilidad de crear un nuevo tipo de establecimiento, a medio camino del hospital psiquiátrico y de la cárcel, donde podrían vivir las personas consideradas peligrosas pero que ya han cumplido su condena", precisó Perben.

Si Philippe Carrière limita el alcance y la eficacia de la operación, Stoleru es más optimista, pues parte de los datos suministrados por los médicos franceses que los recetan y que aseguran que ha logrado un 0% de casos de reincidencia. Stoleru añadió que el acetato de ciproterona deberá ser ingerido por el voluntario todos los días, por vía oral, mientras que la leuprorelina se les inyectará cada 4 semanas.

Perben usó la expresión de "camisa de fuerza química" para describir lo que en modo alguno quiere que se equipare a una castración.

Vecinos de Outreau (norte de Francia) ante los féretros de cuatro jóvenes violadas y asesinadas en 1997.REUTERS

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