Condenado por racismo el Vlaams Blok, partido flamenco de extrema derecha

El tribunal de apelación de Gante confirmó ayer que el Vlaams Blok, el partido nacionalista flamenco de extrema derecha y el mayoritario en el Parlamento de esa región belga, es una formación racista que vulnera la ley. Los dirigentes del partido, que incluso tiene representación en el Parlamento Europeo, celebrarán este mismo domingo un congreso en el que planean cambiar el nombre del partido para quedar libres de tal lastre. La sección flamenca de la Liga de Derechos Humanos y el Centro de Igualdad de Oportunidades han logrado esta victoria judicial después de 10 años de lucha ante los tribu...

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El tribunal de apelación de Gante confirmó ayer que el Vlaams Blok, el partido nacionalista flamenco de extrema derecha y el mayoritario en el Parlamento de esa región belga, es una formación racista que vulnera la ley. Los dirigentes del partido, que incluso tiene representación en el Parlamento Europeo, celebrarán este mismo domingo un congreso en el que planean cambiar el nombre del partido para quedar libres de tal lastre. La sección flamenca de la Liga de Derechos Humanos y el Centro de Igualdad de Oportunidades han logrado esta victoria judicial después de 10 años de lucha ante los tribunales.

Estas organizaciones, tras diversos intentos vanos contra el Vlaams Blok, obtuvieron una primera sentencia condenatoria en abril. La ratificación de ayer tendrá unas inmediatas consecuencias en la organización, sobre la cual los jueces han visto xenofobia e incitación a la discriminación racial a través de sus campañas, su propaganda y sus publicaciones. El Vlaams Blok, que obtuvo el 24,2% de los votos en las últimas elecciones municipales de junio en Flandes, había recurrido a los principios de libertad de expresión y de asociación para evitar la condena.

El congreso del domingo y el cambio de nombre estaban previstos antes de la sentencia, ante la expectativa de la ratificación de la condena. Ésta, en realidad, considera racistas a tres organizaciones sin ánimo de lucro que financian a este partido nacido en los años setenta y que tiene una creciente implantación en Flandes, una región donde vive el 60% de la población belga y donde se acrecienta el nacionalismo separatista con duras posiciones contra la inmigración.

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