Columna

Qué tiempos

Entre diciembre de 1995 y enero de 1996 se llevó a cabo una operación contra la droga en Sevilla, que se cerró con más de 40 kilos de heroína decomisados, así como armas y coches de lujo y veinticinco detenidos. Esta semana, casi nueve años después, se iban a juzgar estos hechos. Sin embargo el juicio ha quedado suspendido. Uno de los acusados de blanqueo de dinero del narcotráfico, no acudió al llamamiento judicial. Seguramente pensó que era mejor no comparecer. Si pasaba por la sala le podrían molestar y le iban a dar el día o los años. Otro acusado -conocido como Tío Casiano- y al que el fi...

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Entre diciembre de 1995 y enero de 1996 se llevó a cabo una operación contra la droga en Sevilla, que se cerró con más de 40 kilos de heroína decomisados, así como armas y coches de lujo y veinticinco detenidos. Esta semana, casi nueve años después, se iban a juzgar estos hechos. Sin embargo el juicio ha quedado suspendido. Uno de los acusados de blanqueo de dinero del narcotráfico, no acudió al llamamiento judicial. Seguramente pensó que era mejor no comparecer. Si pasaba por la sala le podrían molestar y le iban a dar el día o los años. Otro acusado -conocido como Tío Casiano- y al que el fiscal pide dos años por distribuir heroína, resulta que, como ha pasado un tiempecillo, padece -como Pinochet- demencia senil. En fin que se ha señalado vista de nuevo para el 15 de noviembre. Dicen que de este año. Veremos.

Claro que mientras lo vemos, o no, no puede comprenderse que procedimientos, de los que pueden derivarse graves responsabilidades tarden tanto tiempo en concluir, y sigan sin hacerlo. Tampoco que la responsabilidad de acusados de narcotráfico y de delitos muy graves se pierdan por otros prados y por el paso del tiempo. Menos que se asuma con naturalidad, dando la impresión que la Justicia encuentra su justificación con juicios rápidos y que identifica eficacia con número de asuntos resueltos, como si fuera lo mismo un robo con tirón que 40 kilos de heroína. Además no se trata de un caso aislado. Hace dos semanas fue la Audiencia Nacional la que reconoció su error en la excarcelación de un acusado por delitos muy graves al tiempo que se liberó de cualquier responsabilidad. Había prescrito el error por aquello del tiempo, y del yo me lo guiso y yo me lo como. Hace menos, catorce acusados de narcotráfico en la zona del Cádiz. En fin que, por lo que se ve, está visto que hay pleitos que jubilan a jueces y convierten en ancianos y dementes a los acusados. Tal vez -quiero pensar-, algún día, cuando las ciervas amamanten a los cervatillos sin diferenciar si son machos o hembras -a los machos las madres les dan más leche y de más calidad, por eso de la supervivencia- los jueces no hagan cola aguardando a los acusados, y estos no se paseen por las américas con la sonrisa de saber que eso de un juicio justo y rápido son cosas del tiempo, del otro mundo o de jueces galácticos.

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