Columna

Kika

La ficción es el espejo donde todos nos miramos para descubrirnos a nosotros mismos, para aprender a vivir y para aprender a sentir. Como decía Flaubert, nunca experimentamos en nuestra limitada realidad los sentimientos tan puros y tan absolutos como en la ficción. En Kika (1993) encontramos, a raudales, esos sentimientos absolutos, tanto buenos como malos, generosos como egoístas, alegres y también oscuros...

Se preguntaba Aristóteles qué sería primordial, la acción o el sujeto que realiza la acción; es decir, la trama o el personaje... Aristóteles termina afirmando que el obra...

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La ficción es el espejo donde todos nos miramos para descubrirnos a nosotros mismos, para aprender a vivir y para aprender a sentir. Como decía Flaubert, nunca experimentamos en nuestra limitada realidad los sentimientos tan puros y tan absolutos como en la ficción. En Kika (1993) encontramos, a raudales, esos sentimientos absolutos, tanto buenos como malos, generosos como egoístas, alegres y también oscuros...

Se preguntaba Aristóteles qué sería primordial, la acción o el sujeto que realiza la acción; es decir, la trama o el personaje... Aristóteles termina afirmando que el obrar sigue al ser, es el personaje quien nos dará su obrar... Almodóvar coincide con Aristóteles. Una de las cuestiones que más sorprenden en las películas de Almodóvar es el profundo respeto que el autor tiene por sus personajes... les deja hablar, no los juzga nunca y son ellos, y no el autor, los que marcan la acción; de ahí que muchas veces, en mis clases y en mis escritos, he dicho que Almodóvar construye personajes caleidoscópicos. Se mezclan al vivir las historias, se combinan dibujando aspectos nuevos cada vez que se produce un giro narrativo.

Y eso hacen los personajes de Kika, que, en los sucesivos desarrollos del guión y en la película, han ido cambiando el sentido inicial de la acción prevista por Almodóvar. Así se pasó de una "comedia disparatada, vodevilesca" a una película sin género, a un collage de compleja estructura donde se mezclan los géneros que cada personaje aporta; de la comedia de humor negro a la tragedia, pasando por el thriller, por una historia de celos, venganzas, traumas infantiles, asesinos en serie... Y eso en una ciudad que remarca la soledad de las personas, una ciudad abstracta, poco real (acentuada la impresión por las imágenes de un skyline de artificio) y de una atmósfera agobiante.

Decía Schopenhauer que la identidad consiste en lo que uno es, lo que uno tiene y lo que uno representa. Y es que las personas somos un poco poliédricas. Tenemos muchas caras. Y giramos y vamos mostrando nuestros diferentes rostros por el contacto con los demás, por nuestras relaciones y por nuestras acciones.

En Kika todos los personajes son poliédricos... Kika (una magnífica Verónica Forqué) se sitúa en el centro de toda la acción. Todos los personajes pasan por ella, pero ninguno se queda en ella. Maquilladora, de 36 años, Almodóvar la describe como "una chica ingenua, como la mejor Marilyn, que no conoce la consciencia del riesgo (como Candela-Barranco de Mujeres al borde de un ataque de nervios), positiva y sin prejuicios, siempre dispuesta (como Patty Diphusa), sensible y contemporánea (como Holly Golightly de Desayuno con diamantes, mi eterna referencia femenina). Un personaje de optimismo casi surreal, ideal para una comedia". Su pareja es Ramón (Álex Casanova), fotógrafo y artista plástico, realiza grandes collages (en el filme se muestra como suya la obra de Dis Berlin). Es hermético, trágico, distante, necesita del artificio de la cámara fotográfica para vivir la realidad... Tiene un padrastro, Nicholas Pierce (Peter Coyote), que aparece en un segundo plano, aunque se convertirá en el factor de desenlace de una trama convertida en thriller, en duelo con Andrea, Caracortada (Victoria Abril), una mujer desengañada en el amor y que ha concentrado todas sus fuerzas en la búsqueda carroñera de audiencia en un reality show (estamos en 1993, mucho antes de que la televisión en España se inundara de este tipo de productos). Andrea representa la depravación del sentido profesional de la información ("un buen profesional no debe tener escrúpulos... ¡Mira mañana los índices de audiencia y sabrás de lo que hablo!", dice Andrea), el icono de alguien malvado, y Victoria Abril la interpreta soberbiamente; como dice Almodóvar, ella es la Bette Davis española.

A estos personajes principales se les unen unos secundarios magníficos que son fundamentales para el collage que Almodóvar nos presenta. Destacamos a Juana (Rossy de Palma), criada y confidente de Kika, y a Paul Bazzo (léase "polvazo") (Santiago Lajusticia), hermano de Juana, actor porno, escapado de la cárcel, ex legionario, ex boxeador y con una deficiencia mental prominente, como su miembro viril, que le mete en muchos problemas, como cuando mira a Kika durmiendo en la cama... Y aquí Almodóvar nos presenta una escena que ha sido mal interpretada por críticos españoles y norteamericanos que han entendido que Almodóvar hacía una especie de burla (o que no le daba la suficiente importancia) a un hecho tan deplorable como una violación. En el pensamiento de "lo políticamente correcto" esto es imperdonable... Almodóvar es fiel a su personaje. Kika, una mujer un tanto inconsciente e incapaz de pensar ni hacer mal, optimista y alegre por naturaleza, afronta la violación con perplejidad pero sin violencia, trata de razonar con el violador, y teniendo en cuenta las pocas luces del violador y su gran capacidad sexual es lógico que el diálogo termine siendo cómico: "Oye, ¿no tienes bastante con dos orgasmos? (...) Una cosa es una violación a una persona y otra esto: ¡Que llevamos aquí toda la mañana y yo me tengo que sonar y tengo que mear y a ver qué hago!". Pero la escena de la violación ni pretende ser una burla ni se toma poco en serio, de hecho, va a ejercer de bisagra en la narración. A partir de aquí la historia cambia y se nos revelarán los grandes secretos de unos personajes que parece que no terminamos de conocer.

No puedo terminar sin destacar en Kika su esteticismo y la importancia de la música. Si son éstas notas de marca de la factoría Almodóvar, aquí son fundamentales. En la película colaboran Jean Paul Gaultier y Gianni Versace; el figurinista es José María Cossío; la decoración es minuciosa; los planos, singulares, cargados de sentido y de una estética minuciosa; la música tiene función narrativa, sirviendo para subrayar el principio y el final de cada bloque narrativo... Todo ello hace de Kika una película imprescindible para comprender la estética de Almodóvar.

Elogio de la mezcla

Realizada en 1993, Kika es la décima película de su realizador. Sus principales intérpretes son Verónica Forqué, Peter Coyote, Victoria Abril, Álex Casanovas, Rossy de Palma, Santiago Lajusticia, Anabel Alonso y Bibí Andersen.

Guión y dirección: Pedro Almodóvar. Producción ejecutiva: Agustín Almodóvar. Directora de producción: Esther García. Fotografía: Alfredo Mayo. Montador: Pepe Salcedo. Figurinista: José María de Cossío, y la colaboración especial de Gianni Versace. Vestuario de Victoria Abril: Jean-Paul Gaultier. Sonido: Jean Paul Mugel.

Sobre la coproducción hispanofrancesa escribió su guionista y realizador: "Soy un ecléctico nato. La mezcla y la impureza son algo natural en mi carácter. Nunca he luchado contra esa tendencia, pero reconozco que en Kika (película) la convivencia de distintos géneros es más explícita y consciente que nunca. Esta característica mía siempre me ha creado dificultades con los críticos españoles, siendo a la vez la cualidad más destacada por los foráneos".

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