30 años de oro

Diez años de judo bien merecen un oro. El estímulo de combate hizo que Carmen Herrera, malagueña de 30 años con un problema de visión debido a su condición de albina congénita, haya puesto toda la carne en el asador y se haya proclamado campeona olímpica en la categoría -70 kilogramos de judo.

A pesar de estar matriculada en bachillerato semipresencial, confiesa que en el último año sólo pensaba en los Juegos Olímpicos. "Es la cúspide de la carrera de cualquier deportista, por eso, cuando gané la medalla no me creía que ya no estaba en segundo ni en tercer lugar, era la primera". Carmen...

Diez años de judo bien merecen un oro. El estímulo de combate hizo que Carmen Herrera, malagueña de 30 años con un problema de visión debido a su condición de albina congénita, haya puesto toda la carne en el asador y se haya proclamado campeona olímpica en la categoría -70 kilogramos de judo.

A pesar de estar matriculada en bachillerato semipresencial, confiesa que en el último año sólo pensaba en los Juegos Olímpicos. "Es la cúspide de la carrera de cualquier deportista, por eso, cuando gané la medalla no me creía que ya no estaba en segundo ni en tercer lugar, era la primera". Carmen fue campeona de Europa en 1999 y 2001, y bronce y plata en los mundiales de 1998 y 2002. "Mi sonrisa cuando subí al podio decía: ¡Ya estoy aquí. Mirad lo que he conseguido!", explica con voz alegre.

Se acordó de su familia, su entrenador, y la ONCE, institución que le ha apoyado. Esta malagueña, natural de Alhaurín de la Torre, se impuso a la estadounidense Lorena Pierce, tras una competición en la que no figuraba la palabra derrota.

Para lograr el metal ha bajado de categoría y peso. "Antes competía en -78 kilogramos. Decidí que podía hacer un judo mucho más rápido y dinámico", explica. Una dieta "razonable" y mucho trabajo la condujeron a un dulce triunfo. Además de una medalla, trae de Atenas algún regalito y el recuerdo de un cumpleaños muy especial. El 26 de septiembre entró en la treintena.