Un concepto, una identidad

"He procurado dar siempre el máximo con lo mínimo". Esta frase expresada por el artista catalán Joan Brossa la asume totalmente el diseñador gráfico Manuel Estrada, que ayer presentó en la biblioteca del Museo Guggenheim su libro El diseño no es una guinda (Ediciones Aldeasa), que reúne trabajos destacados realizados por su estudio en 14 años.

"Este título tan contundente y esta portada aún más contundente [una fotografía de una guinda roja junto a la palabra no] viene porque yo siempre quito las guindas decorativas que les ponen a los helados manufacturados para que parezcan ind...

"He procurado dar siempre el máximo con lo mínimo". Esta frase expresada por el artista catalán Joan Brossa la asume totalmente el diseñador gráfico Manuel Estrada, que ayer presentó en la biblioteca del Museo Guggenheim su libro El diseño no es una guinda (Ediciones Aldeasa), que reúne trabajos destacados realizados por su estudio en 14 años.

"Este título tan contundente y esta portada aún más contundente [una fotografía de una guinda roja junto a la palabra no] viene porque yo siempre quito las guindas decorativas que les ponen a los helados manufacturados para que parezcan industriales. Este es el papel que le solemos adjudicar al diseño, el de mera decoración", inició el diseñador su presentación del volumen.

"Intento combatir el diseño como algo que trata de maquillar, tapar grietas y adornar", sostuvo Estrada.

"Me preocupa la idea que se ha instalado últimamente de que el diseño es algo prescindible. El diseño es una disciplina que trata de resolver problemas, y que busca para ello la mejor respuesta", apuntó el diseñador español, autor de logotipos como el de los Premios Cervantes.

Los trabajos reunidos en el libro van acompañados de reflexiones del diseñador y de una veintena de personajes, conocidos o admirados por él. Así, por ejemplo, las palabras de Bruno Munari, que indica que "no debe existir un arte separado de la vida con cosas bellas para mirar y cosas feas para usar"; José Saramago y su mujer Pilar del Río que apuntan que el diseñador "consigue alcanzar la más ajustada y creativa lectura visual de los textos", o Felipe Hernández Cava, que dice que Estrada "se afana porque en la superficie haya una vibración que de energía que no dificulte contemplar el fondo".

El estudio que Manuel Estarda formó en 1989 lo forman 12 personas. Estrada compagina su trabajo en el estudio con la enseñanza del diseño: dirige un curso de diseño editorial en el Istituto Europeo di Design e imparte anualmente un taller en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

Durante la presentación del libro, Estrada señaló que en estos días "en el campo de la comunicación se hace imprescindible generar comunicaciones máas directas y más escuetas, que vayan directamente al grano". Su trabajo se distingue por la limpieza y la simplicidad de ideas. "Mies Van der Rohe decía menos es más y esta lógica yo entiendo mi trabajo", apuntó el creativo, que defendió la relación de los diseñadores con el arte. "Cada vez hay más actividades artísticas en sitios más insospechados, en el diseño gráfico, en la gastronomía, en la fotografía", enumeró.

Sin embargo, el trabajo del diseñador gráfico ha de estar siempre pegado a la realidad y, más aún, a lo cotidiano. "Un diseñador es alguien que debe tocar el suelo con los pies, aunque con la mano intente tocar el cielo", definió Estrada.

En cuanto al papel de la informática en su trabajo, avisó de que "las herramientas no sustituyen a las ideas". Para Estrada, "no hay nada peor que enfrentarse al diseño frente al ordenador sin nada antes". Y mostró una de sus creaciones que se incluyen en el libro, una mano de colores por la paz en Bosnia. En una página se muestran cuatro bocetos previos y en la página contigua, el resultado final. "También hay artesanía en el ratón, pero las ideas son la base de nuestro trabajo", defendió.