Crítica:CRÍTICAS

Desamor selectivo

El contraste entre un verso del poeta del siglo XVIII Alexander Pope y la magnífica versión de Beck de la canción Everybody's got to learn sometime preside esta hermosa historia de amor, humor y, sobre todo, desamor. Así, lirismo y modernidad pop se unen en Eternal sunshine of the spotless mind (El eterno resplandor de una mente sin mácula), título original, extraído de Pope, de ¡Olvídate de mí!

Charlie Kaufman ha conseguido en poco tiempo que se hable de un cine de guionista. Escritor de las más sorprendentes que fallidas Cómo ser John Malkovich y ...

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El contraste entre un verso del poeta del siglo XVIII Alexander Pope y la magnífica versión de Beck de la canción Everybody's got to learn sometime preside esta hermosa historia de amor, humor y, sobre todo, desamor. Así, lirismo y modernidad pop se unen en Eternal sunshine of the spotless mind (El eterno resplandor de una mente sin mácula), título original, extraído de Pope, de ¡Olvídate de mí!

Charlie Kaufman ha conseguido en poco tiempo que se hable de un cine de guionista. Escritor de las más sorprendentes que fallidas Cómo ser John Malkovich y Adaptation, de la más fallida que sorprendente Human Nature, y de la estupenda Confesiones de una mente peligrosa, Kaufman mezcla drama, comedia, romance, ciencia-ficción y experimentación en ¡Olvídate de mí! Una vez más, se introduce en la cabeza de alguien para analizar su proceso mental. Si en Cómo ser... lo hacía en la de John Malkovich y en Adaptation, en la suya propia, esta vez penetra en las de una pareja de enamorados en cuesta abajo.

¡OLVÍDATE DE MÍ!

Dirección: Michel Gondry. Intérpretes: Jim Carrey, Kate Winslet, Kirsten Dunst, Elijah Wood. Género: comedia dramática. EE UU, 2004. Duración: 108 minutos.

Interpretados por Jim Carrey y una excelente Kate Winslet, ambos han decidido acudir a la consulta de un doctor capaz de borrar de sus masas encefálicas un amor que duele más que compensa. Pero, como decía Pope, no hay cristales de más aumento que los propios ojos del hombre cuando miran su propia persona. Es entonces cuando se revela que el amor verdadero siempre encuentra un recóndito hueco en el que resistir.

De este modo, Kaufman y el director Michel Gondry, que habían salido muy malparados en Human Nature, intentan mostrar ese selectivo alzheimer amoroso a través de una sugerente combinación de recursos musicales, visuales y, en menor medida, textuales, con los que ya no sólo desconciertan, sino que también apasionan.

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