52º FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN

"Sólo queremos buscar la verdad"

Apenas una treintena de periodistas se acercaron ayer a la conferencia de prensa de la película Omagh. Una sala enorme casi vacía para escuchar el escalofriante relato de Michael Gallagher y Stanley McCombe, dos de las víctimas del atentado ocurrido en 1998 en esa ciudad norirlandesa. Gallagher, cuyo hijo adolescente murió cuando decidió ir a la calle principal de su pueblo a comprarse unos vaqueros, fue portavoz de una película que toma su historia y la de su familia como hilo conductor. "Nosotros", dijo, "no queremos ser vehículos de promoción de una película. Para nosotros, el atenta...

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Apenas una treintena de periodistas se acercaron ayer a la conferencia de prensa de la película Omagh. Una sala enorme casi vacía para escuchar el escalofriante relato de Michael Gallagher y Stanley McCombe, dos de las víctimas del atentado ocurrido en 1998 en esa ciudad norirlandesa. Gallagher, cuyo hijo adolescente murió cuando decidió ir a la calle principal de su pueblo a comprarse unos vaqueros, fue portavoz de una película que toma su historia y la de su familia como hilo conductor. "Nosotros", dijo, "no queremos ser vehículos de promoción de una película. Para nosotros, el atentado de Omagh fue una atrocidad exagerada de la que nunca nos recuperaremos. Éramos un pequeño pueblo, alejado de todo. Pero allí murieron desde abuelas a niños sin nacer. Frente a nuestro dolor decidimos actuar".

Omagh es una película en la que nada se ha dejado de manos de la imaginación. Es una película en la que su director, Pete Travis (convaleciente de un accidente de moto), y sus guionistas e impulsores (Paul Greengrass y Ed Guiney) han pedido a los personajes reales que participen y se involucren en todo lo que en la pantalla se cuenta.

"Sabíamos que el cine era un buen medio para contar nuestra historia", continúa Gallagher. "Desde el principio se celebraron muchas reuniones y debates para que la película se ciñera a la verdad. Quizá esto no era muy comercial pero el director y los guionistas respetaron en todo momento nuestro punto de vista. Omagh no fue una novela. Nosotros somos personas que buscamos la verdad. Somos unionistas, nacionalistas, protestantes y católicos. La historia de Omagh es la de un grupo de personas que deciden salir de su madriguera para saber la verdad. Yo soy católico y nacionalista. Dejé mis ideales y mis creencias para averiguar qué ocurrió en mi pueblo. El dolor no une a las personas, sólo las destruye, y nosotros hemos luchado por mantenernos unidos. Sólo queremos buscar la verdad sobre la bomba de Omagh".

Rodaje abierto

La recreación de la explosión del coche bomba se rodó en un pueblo cercano a Dublín porque las familias pidieron a los cineastas que no lo hicieran en el pueblo. Los actores se acercaron a las casas y, según explicó ayer el productor ejecutivo, Tristan Whalley, se intentó que todo el mundo se sintiera de alguna manera implicado en el proyecto. El rodaje fue abierto. Una película política, inspirada en La batalla de Argel, de Gillo Pontecorvo. "Queríamos hacer una película política, pero política desde las víctimas. Que los ojos fueran los de esas personas que a menudo y por desgracia acaban en el olvido".

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