Entrevista:ALEJANDRO SANZ | Cantante

"El flamenco es la madre de la música"

Alejandro Sanz (Madrid, 1968) interpreta esta noche (21.30; 27,50 euros) sus canciones en la plaza de toros de Bilbao, otra escala de la gira en que aún promociona No es lo mismo (Warner), cuando sólo faltan dos meses para que salga a la venta un recopilatorio que unirá éxitos y rarezas. También planea una exposición itinerante de fotografías que ha ido tomando desde ventanas de hoteles, coches y aviones. "Es desde donde yo veo el mundo", se justifica.

Pregunta. No es lo mismo es un disco variado. ¿Huye de la monotonía?

Respuesta. Totalmente. Aunque e...

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Alejandro Sanz (Madrid, 1968) interpreta esta noche (21.30; 27,50 euros) sus canciones en la plaza de toros de Bilbao, otra escala de la gira en que aún promociona No es lo mismo (Warner), cuando sólo faltan dos meses para que salga a la venta un recopilatorio que unirá éxitos y rarezas. También planea una exposición itinerante de fotografías que ha ido tomando desde ventanas de hoteles, coches y aviones. "Es desde donde yo veo el mundo", se justifica.

Pregunta. No es lo mismo es un disco variado. ¿Huye de la monotonía?

Respuesta. Totalmente. Aunque estoy muy anclado a mis raíces musicales, a lo que para mí ha significado el flamenco, o la gente que escuchaba de pequeño. Eso se nota, lo que es una ventaja, un sello que me diferencia de los demás, pero supone una dificultad a la hora de hacer cosas muy distintas.

"Mi interés es poder escribir letras tan irónicas como las que hacen en los carnavales de Cádiz"

P. ¿Qué es lo que le sedujo del flamenco?

R. Es la madre de la música. En el sentido del ritmo no hay nada comparable a él, y date cuenta de que viene de un pueblo, el gitano, que no tiene literatura escrita. Toda su cultura está concentrada en el flamenco, con lo cual su riqueza es enorme.

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P. Pero no es comercial. La discográfica pondría mala cara si usted propusiese un disco de flamenco ortodoxo.

R. La disquera hace tiempo ya que renunció a pedirme cosas. Siempre hay gente dentro de la disquera que pretende dirigir la carrera de los artistas, pero dejé claro desde el principio que yo me dedico a hacer discos y canciones, y ellos a venderlas.

P. ¿Cómo logra ser superventas sin perder el respeto de sus compañeros?

R. Hay que ser fiel a uno mismo, y tener una formación musical. Por ejemplo, yo sigo siendo muy rockero; hay grupos de rock que todavía me pueden, y tengo mi colección de discos de AC/DC, de los Iron Maiden, de Judas Priest,... De adolescente tenía mi grupo de heavy y toda la cosa. Aquello me marcó muchísimo. Esa formación que adquirí con el flamenco y escuchando tocar a Ritchie Blackmore, y discos de Led Zeppelin o de Rainbow, enriquece y se nota en algún momento.

P. El último corte de No es lo mismo se titula Sí, he cantado mal. ¿Alguna vez canta mal?

R. Muchas. Soy un músico que canta, no un cantante que hace música. Luego, tengo una forma de cantar muy rítmica y el esfuerzo es constante, porque todos los temas tienen unos registros muy amplios. Entonces, hay veces que salgo del escenario, la gente dice que ha estado bien y yo, en el fondo, sé que no.

P. ¿Esconden sus canciones intenciones poéticas?

R. Lo que procuro no perder en las letras es la ironía. Trabajo mucho sobre ello. Mi interés es poder escribir letras tan irónicas como las que hacen en los carnavales de Cádiz. Son los que escriben de forma más directa, con lenguaje muy de la calle, pero muy bien utilizado, y sin prejuicios al utilizar palabras rotundas.

P. ¿Qué siente cuando ve a sus fans llorando, de emoción, sólo por verle?

R. Es bonito. Y fuerte, me da un poquito como de vergüenza. Y creo que esos sentimientos van mucho más relacionados con lo que esa persona haya sentido y vivido con mi música que conmigo. La importancia de las canciones en la vida de la gente es mucho mayor de lo que creemos.

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