Reportaje:

Una "gamberrada" con historia

Un ángel de los frescos renacentistas de la catedral de Valencia fue agredido hace 300 años por el obrero que los tapó

El hombre siempre ha necesitado dejar su huella de cualquier modo. En la boca de un ángel, por ejemplo. De uno de los ángeles de los frescos renacentistas que se mantenían ocultos detrás de la bóveda barroca de la catedral de Valencia. La imagen fue golpeada probablemente con un pico hasta el punto de hacer saltar la pintura y el dibujo que los artistas italianos Paolo di San Leocadio y Francesco Pagano realizaron entre 1472 y 1481, por encargo del entonces arzobispo de Valencia, Roderic de Borja, futuro Papa Alejandro VI. Sufrió lo que la restauradora responsable de la intervención, Carmen Pé...

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El hombre siempre ha necesitado dejar su huella de cualquier modo. En la boca de un ángel, por ejemplo. De uno de los ángeles de los frescos renacentistas que se mantenían ocultos detrás de la bóveda barroca de la catedral de Valencia. La imagen fue golpeada probablemente con un pico hasta el punto de hacer saltar la pintura y el dibujo que los artistas italianos Paolo di San Leocadio y Francesco Pagano realizaron entre 1472 y 1481, por encargo del entonces arzobispo de Valencia, Roderic de Borja, futuro Papa Alejandro VI. Sufrió lo que la restauradora responsable de la intervención, Carmen Pérez, llama una "acción antrópica". "Una salida de tono" o "una gamberrada", añade. Una visita a la exposición sobre los frescos de la catedral abierta en el cercano Palau de la Escala, sede de la Diputación de Valencia, permite apreciar esta intervención del hombre.

El responsable fue uno de los obreros que a partir de 1674 intervino en la construcción de la bóveda barroca que tapó las valiosas pinturas, apunta Pérez. Esta semana parte de los frescos han sido admirados por el director del Instituto Histórico Italiano del Medievo, Massimo Miglio, entre otros expertos, que la han destacado como "un primer ejemplo de la pintura humanista en Roma".

Lo que llevó al obrero a picar sobre la boca del ángel es una incógnita. Pérez habla de la necesidad que siempre ha tenido el ser humano de dejar constancia de su paso, "de perpetuarse", aunque sea de esta manera. Explica que los hallazgos de este tipo -que se pueden restaurar-, así como los graffitis históricos son frecuentes cuando se interviene en obras antiguas. La ex directora general de Patrimonio señala muchos ejemplos en este sentido. Más de 600 ha documentado en el ermitorio de Castellfort; otros han aparecido en lo que era la lonja de Catí y hoy Ayuntamiento. La mayoría son meros testimonios de la presencia de gente, con su fecha correspondiente, o conmemoraciones de efemérides. Normalmente no tienen el carácter reivindicativo o de denuncia de los graffitis actuales. No obstante, durante la rehabilitación de la Nau, la antigua sede de la Universitat de Valencia, se detectaron unos escritos de alumnos relativos al profesorado de siglos atrás que tienen un significado muy similar al de los graffitis que se pueden encontrar hoy en las facultades.

Los frescos de la catedral han estado tapados más de 300 años. Una de los últimas personas que los vio, un obrero de la capilla barroca, con toda probabilidad, quiso dejar su huella inscrita en ellos. Fue una "salida de tono" con historia que hoy ha vuelto a salir de la luz, tras el redescubrimiento en la capilla mayor de la catedral.

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