Crítica:ESTRENO | 'No te muevas'

Un vigoroso melodrama

Cine ESTRENO / 'No te muevas'Que a Sergio Castellitto, uno de los más dotados actores europeos de su generación, no le asustan los desafíos, tras una carrera que abunda en ellos, queda manifiestamente claro en este No te muevas, su debú en la realización. Adaptación de un best-seller de Margaret Mazzantini, en su materia narrativa abundan los escollos: uno, el simple punto de vista, una historia contada por un hombre que siempre amenaza deslizarse hacia la complacencia patriarcal, sin caer jamás en ella; otro, el recurrir a los moldes del melodrama clásico, justamente cuando a to...

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Cine ESTRENO / 'No te muevas'Que a Sergio Castellitto, uno de los más dotados actores europeos de su generación, no le asustan los desafíos, tras una carrera que abunda en ellos, queda manifiestamente claro en este No te muevas, su debú en la realización. Adaptación de un best-seller de Margaret Mazzantini, en su materia narrativa abundan los escollos: uno, el simple punto de vista, una historia contada por un hombre que siempre amenaza deslizarse hacia la complacencia patriarcal, sin caer jamás en ella; otro, el recurrir a los moldes del melodrama clásico, justamente cuando a toda ficción que se precie se le pide hoy la justa dosis de autoironía que le permita contactar con un público cada vez más escéptico ante todo.

NO TE MUEVAS

Dirección: Sergio Castellitto. Intérpretes: Sergio Castellitto, Penélope Cruz, Claudia Gerini, Angela Finocchiaro, Marco Gallini, Pietro di Silva. Género: melodrama, Italia-España, 2004. Duración: 125 minutos.

Nada irónico hay aquí, y sí mucha creencia en las virtudes de una historia de arrepentimiento, el que siente un reconocido cirujano ante la inminencia de la muerte de su idolatrada hija adolescente, que le lleva a revisar en clave dramática su propio pasado, el filme aborda, con un coraje ejemplar y una fuerza emocional inusitada, una relación sencillamente imposible, la que se establece entre el propio médico y una subproletaria romana, inmigrante interior en la Italia del desarrollo y ocasional prostituta. Que el espectador se crea una tan inusual unión es lo que Castellitto se propone, y por fortuna logra. Lo ayuda, ante todo, su propio pulso narrativo y una concepción de la puesta en escena que apuesta por lo directo, lo descarnado y la falta de contemplaciones esteticistas.

Pero la película le debe virtualmente todo a la tan difícil, y por fortuna lograda, buena química entre el propio director e intérprete principal, y a una Penélope Cruz sencillamente prodigiosa. Sin ella, sin su absoluta falta de glamour, gloriosamente contrarrestada por un talento inmenso para este tipo de papeles, sencillamente no habría película.

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