Tribuna:TÉRMICA DE VALDEMINGÓMEZ

Razones contra un atropello

La autora, concejal de IU en el Ayuntamiento, se opone, por razones geográficas, sociales y medioambientales, a la instalación de una central térmica en Valdemingómez.

Una nueva amenaza recorre el sureste madrileño, ahora en forma de central térmica de gas en ciclo combinado. La térmica se proyecta instalar en la finca La Torrecilla, dentro del ámbito del llamado "complejo ambiental de Valdemingómez" (eufemismo empleado para denominar un conglomerado de alta concentración de vertederos y plantas de tratamiento de residuos) en el distrito de Villa de Vallecas, justo en el punto donde se funden el sur municipal de Madrid y el sureste metropolitano (Rivas y Getafe). El proyecto de central lo impulsan Sufisa y Repsol, pudiendo estar también interesada alguna emp...

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Una nueva amenaza recorre el sureste madrileño, ahora en forma de central térmica de gas en ciclo combinado. La térmica se proyecta instalar en la finca La Torrecilla, dentro del ámbito del llamado "complejo ambiental de Valdemingómez" (eufemismo empleado para denominar un conglomerado de alta concentración de vertederos y plantas de tratamiento de residuos) en el distrito de Villa de Vallecas, justo en el punto donde se funden el sur municipal de Madrid y el sureste metropolitano (Rivas y Getafe). El proyecto de central lo impulsan Sufisa y Repsol, pudiendo estar también interesada alguna empresa del ramo gasista. La propuesta misma, a tenor de la saturación del lugar donde se localizaría, podría calificarse sin temor a exagerar de locura, pero la realidad es que se trata de un jaque mate al sureste madrileño en el plano ambiental y de una operación clasista y segregadora socialmente.

Desde Izquierda Unida consideramos éste como un conflicto de primer orden y rechazamos la propuesta, cuando menos por seis grandes razones que son el frontispicio del enfrentamiento. El objetivo no es otro que lograr la retirada del proyecto, en beneficio de todos.

1. Monoespecialización funcional del sureste. Ser el vaciadero.

La presencia en el mismo distrito madrileño de todos los equipamientos ambientales de la ciudad (vertederos, incineradora, plantas de tratamiento, separación y compostaje en las plantas de La Paloma, Las Lomas y Las Dehesas, más las estaciones depuradoras de aguas residuales que se sitúan río abajo y las correspondientes plantas de lodos) son, en sí mismo, el enunciado de la irracionalidad-insostenibilidad más severa. Planear ahora una nueva instalación es intolerable, y vendría a revalidar definitivamente una monofunción para este territorio: ser el lugar de vertido, el vaciadero de Madrid, el espacio donde se almacenan las molestias de los procesos de digestión urbana.

2. La línea de demarcación

del clasismo. Segregación social.

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Una concentración como la existente marca una línea certera de separación social, que actúa sobre la calidad de vida y el derecho a la salud y el medio ambiente de al menos 500.000 madrileños de forma directa, por residir en esa zona del sureste. Una convivencia forzada con efectos molestos e insalubres, que no sólo no se corrige, sino que se incrementa y permite hablar con total precisión de un espacio marcado social y ambientalmente.

3. Un choque entre oportunidades. Beneficios versus ciudadanos.

La finca de La Torrecilla, propiedad de Sufisa, ya ha sido en anteriores ocasiones objeto de deseo para instalaciones de riesgo ambiental. Hace un par de años se intentó promover una incineradora de lodos que finalmente se desestimó por los impactos que conllevaba. Ahora la "oportunidad" viene dada por la disponibilidad de suelo, la presencia del gasoducto y la existencia de un importante caudal de agua proveniente de la depuradora Sur (la mayor de Madrid en superficie y agua regenerada), que conforman la variable del beneficio empresarial de grupos de carácter monopólico, sin reparar en otras consideraciones. Para los vecinos del sur, ésta es la oportunidad de exigir y materializar sus derechos a la salud y al medio ambiente. Una oportunidad única para salir de la espiral que localiza todo lo indeseable en ese área por "su menor valor ambiental" que, consecuentemente, es cada vez menor por cuantas agresiones e impactos se le incorporan (paisajísticamente, suelos, contaminación y exposición a la misma, olores, tráfico de camiones).

El Parque Regional del Sureste es el elemento de recualificación ambiental por excelencia, y sería dañado (otra vez) por este proyecto. Para la ciudadanía, su preservación es una garantía de futuro y de reglas de juego que no supediten la calidad de vida de muchos a las cuentas de resultados de unos pocos.

4. El desordenamiento territorial

como estrategia.

La puesta en marcha de la central implicaría necesariamente una revisión de la Ley del Parque Regional del Sureste y del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997, activando un proceso de recalificación del suelo y de modificación de usos, lo que muestra de un lado el valor nulo del planeamiento como elemento de regulación y redistribución para la derecha en el gobierno, y por otro lado, evidencia el método de producción de la ciudad como una sucesión de improvisaciones, primando unos intereses sobre el bienestar y la equidad de la mayoría. Acaso no esté de más reparar en que "el castigo" se produce en una zona electoralmente no proclive al PP, por tanto descontada.

5. Jugar con el tiempo, decidir

el futuro hoy.

La presunta central térmica será la mayor de España, con 1.200 megavatios (Mw), y supondrá una cuantiosa inversión que inicialmente se cifra en 600 millones de euros, por lo que la adjudicación habrá de ser a 25 o 30 años. Ello condiciona no sólo el presente, sino que decide el futuro, ya que el territorio quedará encapsulado en su función y no será posible en décadas hacer políticas de residuos alternativas. Igualmente, en cuanto a producción de energía, esta propuesta se enmarca en la línea habitual seguida por el PP, políticas de incremento de la oferta, despreciando impactos y abandono de políticas activas de ahorro y eficiencia energética, o de giro hacia fuentes renovables.

6. Más contaminación, ¡es

una térmica!

El proyecto constaría de tres grupos independientes de 400 Mw cada uno, que al funcionar incrementarán las emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2) a la atmósfera, siendo los óxidos de nitrógeno un punto crítico de la calidad del aire. Los óxidos de nitrógeno son muy reactivos, afectan a tramos profundos de los pulmones, inhibiendo la respuesta inmunológica e incrementando las enfermedades respiratorias crónicas.

En Madrid, las superaciones de los valores medios anuales forman parte del aire mismo. En el año 2000 se alcanzaron de media los 63 microgramos/m3, cuando el valor medio anual debía ser de 58 microgramos/m3, en 2001 la media fue 62 mg/m3 cuando debía ser 56 mg/m3, en 2003 alcanzó los 59 mg/m3 en vez de los 54, y en el primer semestre del 2004 se han superado los valores en 18 de las 27 estaciones de la red de medición de Madrid, con un disparado barrio de Santa Eugenia, precisamente en el distrito de Villa de Vallecas, con 117 superaciones. Madrid incumple ya a día de hoy las directivas europeas de evaluación y gestión de la calidad del aire (1999/30/CE y 2000/69/CE), so pretexto de que no son de aplicación hasta el 2005, una argucia para no tener que encarar el terrible problema del tráfico en Madrid por parte del Ayuntamiento. En cualquier caso, la evidencia es que la exposición a este contaminante es elevada y comporta daños, y en el año 2010 el marco legal europeo obliga a Madrid a no superar los 40 microgramos/m3. La susodicha central impediría cualquier aproximación a ese valor, imponiendo un cambio en la dirección contraria, es decir, la del incremento de las emisiones. No hemos de pasar por alto que el NO2 no es sólo un peligroso marcador de la contaminación del tráfico, sino que además interviene en reacciones químicas en la atmósfera: es un precursor del ozono (O3) y de partículas en suspensión secundarias de 2,5 micras (PM 2,5).

Hay que concluir, por tanto, que la propuesta de central térmica pinta un panorama desolador/devastador, en particular para el sureste y en general para Madrid. Puede que comprometa gravemente la nominación de Madrid para los juegos olímpicos del 2012, pero es seguro que se cierne sobre la vida cotidiana de una gran población, amenazando su hoy y su mañana. Por eso, este proyecto que se reserva los beneficios para las empresas y endosa los costes para la ciudadanía, tendrá su respuesta en el sur, en forma de una radical e imprescindible oposición.

Concha Denche Morón es concejal portavoz de Medio Ambiente de IU en el Ayuntamiento de Madrid.

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