OPINIÓN DEL LECTOR

¿Farmacias que ponen en riesgo la salud pública?

¿La farmacia El Cid pone en riesgo la salud pública de Benicarló? Juzguen ustedes. El 13 de agosto, a las 12 de la noche, fui a utilizar un medicamento que me recetó el médico para los desarreglos menstruales que padezco desde hace años. Es algo frecuente en muchas mujeres. Me dirijo a la farmacia El Cid que estaba de guardia. Aprieto el interfono y suena la voz del dueño. Le pido dicho medicamento y me contesta que necesito receta médica. Me sorprende el requerimiento. Es verdad que en la caja pone que se expide con receta, pero es un medicamento tan frecuente que en ninguna farmacia lo piden...

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¿La farmacia El Cid pone en riesgo la salud pública de Benicarló? Juzguen ustedes. El 13 de agosto, a las 12 de la noche, fui a utilizar un medicamento que me recetó el médico para los desarreglos menstruales que padezco desde hace años. Es algo frecuente en muchas mujeres. Me dirijo a la farmacia El Cid que estaba de guardia. Aprieto el interfono y suena la voz del dueño. Le pido dicho medicamento y me contesta que necesito receta médica. Me sorprende el requerimiento. Es verdad que en la caja pone que se expide con receta, pero es un medicamento tan frecuente que en ninguna farmacia lo piden. Le insisto ante la molestia que supone volver a mi domicilio y se niega. Hasta aquí nada raro, un farmacéutico ejemplar quiere cumplir escrupulosamente su obligación. Pero lo que me indignó viene ahora. Ante mi repetida insistencia, me dice que no me la puede vender porque es un anticonceptivo. Y entonces caigo en la cuenta. En esa farmacia se niegan a vender anticonceptivos, ni siquiera preservativos, ¿por alguna extraña manía?, ¿por alguna creencia religiosa de tipo sectario? Entonces sin salir de mi estupor le pido el libro de reclamaciones y se negó a dármelo. Fui directamente a la Policía para dar parte, pero ese día tenía mucho trabajo, tardaba la patrulla y desistí. Mi pareja cogió el coche y nos fuimos a la farmacia de un pueblo cercano donde sin ningún problema me la vendieron. Al día siguiente dejé constancia de mi queja a la oficina de la Policía Municipal de Benicarló, también lo he hecho ante la Consejería de Sanitad. ¿Puede un agente de salud pública negarse a vender anticonceptivos, sobre todo cuando es la única farmacia abierta en ese momento? ¿No es este un atentado a la salud pública? ¿Las autoridades sanitarias no deberían tomar cartas en el asunto? Yo ya las he tomado. No voy a comprar ningún medicamento más en esa farmacia, a no ser que lo necesite y vuelva a estar de guardia, y en ese caso, ya sí, me esperaré a que la patrulla de la Policía Local me acompañe.

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