El sistema de oposiciones
Esta sección de El País Andalucía incluye cartas remitidas por los lectores. Los textos no deben exceder de 25 líneas mecanografiadas. En ellos deben figurar la firma, el domicilio, el teléfono y el número de DNI o pasaporte de su autor.
Quisiera exponer mis reflexiones tras haber sido miembro de un tribunal de oposiciones a profesores de Geografía e Historia en Institutos de Enseñanza Secundaria.
La oposición consta de dos pruebas: una de conocimientos y una de didáctica, a las que se suma una nota por "méritos", cuyo capítulo fundamental son los años de enseñanza. Los op...
Esta sección de El País Andalucía incluye cartas remitidas por los lectores. Los textos no deben exceder de 25 líneas mecanografiadas. En ellos deben figurar la firma, el domicilio, el teléfono y el número de DNI o pasaporte de su autor.
Quisiera exponer mis reflexiones tras haber sido miembro de un tribunal de oposiciones a profesores de Geografía e Historia en Institutos de Enseñanza Secundaria.
La oposición consta de dos pruebas: una de conocimientos y una de didáctica, a las que se suma una nota por "méritos", cuyo capítulo fundamental son los años de enseñanza. Los opositores con pocos méritos quedan prácticamente eliminados, aunque se les ofrece una interinidad.
El procedimiento está viciado. La oposición no sirve en la práctica para obtener una plaza de profesor titular sino para meter la cabeza en el sistema. Se aprueba por entregas, si es que se aprueba, ya que, dada la escasez de plazas, bastantes interinos prefieren no prepararla. Esto va cerrando el paso a la persona, joven o mayor, que pretende acceder desde fuera armado solamente con sus estudios y conocimientos. Se va creando una enorme bolsa de interinos que reivindica estabilidad en el empleo y derechos laborales.
Nunca he entendido que el interino deba tener ventajas en una oposición, pero si se quieren contar méritos, hágase al menos una vez que ésta se haya sacado. Eso garantizaría la igualdad de todos los opositores y le valdría un mejor destino a quien ha acumulado méritos, lo cual ya es recompensa suficiente.