El teléfono se liberaliza a medias

Los nuevos operadores que surgieron de la apertura del mercado y sortearon la crisis se concentran en segmentos más especializados y renuncian a ser la alternativa a Telefónica

La liberalización de las telecomunicaciones en 1998 no ha cumplido todas sus expectativas, en particular en telefonía fija. No sólo se ha reducido el número de competidores, sino que los que han sobrevivido a la crisis han abandonado los planes de convertirse en un operador global que compita en todos los segmentos y en todo el territorio con Telefónica.

El dominio aplastante del ex monopolio, que continúa controlando el 81% del mercado por ingresos, ha hecho que la mayor parte de sus competidores busquen otros mercados más especializados, como el empresarial, y se planteen objetivos má...

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La liberalización de las telecomunicaciones en 1998 no ha cumplido todas sus expectativas, en particular en telefonía fija. No sólo se ha reducido el número de competidores, sino que los que han sobrevivido a la crisis han abandonado los planes de convertirse en un operador global que compita en todos los segmentos y en todo el territorio con Telefónica.

El dominio aplastante del ex monopolio, que continúa controlando el 81% del mercado por ingresos, ha hecho que la mayor parte de sus competidores busquen otros mercados más especializados, como el empresarial, y se planteen objetivos más modestos en busca de la rentabilidad. Porque, seis años después de la liberalización, todos ellos están en pérdidas o con beneficios simbólicos, a diferencia de lo que ocurre en la telefonía móvil en el que las tres operadoras son rentables.

Una vez que las grandes multinacionales han renunciado a disputarse el mercado español, la única alternativa como operador global que se vislumbra en el futuro inmediato es el cable, que ha experimentado un importante proceso de concentración, que podría desembocar en la unión de Auna y Ono. Otras empresas como Jazztel, Comunitel, Aló o Colt se conforman con hacerse un hueco en segmentos muy especializados.

Las razones de este despegue a medias son varias, como el estancamiento del mercado en torno a los 8.500 millones de euros, el estrechamiento de la rentabilidad por la bajada de tarifas o la falta de redes alternativas a la de Telefónica que lleguen hasta el domicilio del abonado.

En el plano del usuario, las tarifas han caído, pero también han aumentado las quejas por las deficiencias del servicio o los abusos.

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