FÓRUM DE BARCELONA | Diálogos

La Fundación Vicente Ferrer ayuda con microcréditos a 41.300 mujeres

La mujer es el pilar de la economía familiar, pero en muchas sociedades los hombres aún recelan de su incorporación a la vida laboral. A través de la Fundación Vicente Ferrer, que lleva más de 50 años trabajando por el desarrollo de las comunidades más pobres del distrito indio de Anantapur, 41.300 mujeres de 916 localidades reciben préstamos para emplearse por su cuenta.

Estas microempresas son en realidad asociaciones de mujeres, conocidas como shangam, que reciben recursos económicos y asesoramiento del Banco de la Mujer. A partir de estas aportaciones, cada shangam des...

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La mujer es el pilar de la economía familiar, pero en muchas sociedades los hombres aún recelan de su incorporación a la vida laboral. A través de la Fundación Vicente Ferrer, que lleva más de 50 años trabajando por el desarrollo de las comunidades más pobres del distrito indio de Anantapur, 41.300 mujeres de 916 localidades reciben préstamos para emplearse por su cuenta.

Estas microempresas son en realidad asociaciones de mujeres, conocidas como shangam, que reciben recursos económicos y asesoramiento del Banco de la Mujer. A partir de estas aportaciones, cada shangam desarrolla su sistema de crédito, de forma que el grupo puede beneficiarse de las ventajas que supone el ahorro en común. "Las mujeres no suelen recibir el apoyo de la instituciones financieras porque no tienen activos ni patrimonio que las avale. El Banco de la Mujer, por medio de los shangam, permite elaborar un plan concreto para cada préstamo", señaló la directora del Área de la Mujer de la fundación, Doreen Reddy.

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Las 2.674 asociaciones crediticias disponen de autonomía en el manejo de sus ahorros y deciden las medidas que deben tomarse para solventar los déficit educativos o sanitarios a los que pueda enfrentarse la comunidad.

Los promotores de estas entidades están muy satisfechos con sus resultados, puesto que a la vez son la vía por la que las mujeres adquieren conciencia de sus derechos y reciben el reconocimiento de la sociedad en la que viven, en especial de los hombres. "Fue muy complicado sacar a las mujeres de sus hogares para que participaran en los encuentros de los grupos, pero ahora sus maridos se han dado cuenta de que su trabajo ha permitido que las familias salgan de la pobreza y se alegran de haber cambiado de opinión", afirmó Reddy.

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