Calles partidas y máquinas que se tragan el cambio

La ampliación del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) el pasado 1 de junio a 13 nuevos barrios, no sólo ha traído consigo el problema de cobrar por todo un trimestre aunque sólo haya funcionado el último mes. Los vecinos de las vías que sirven de límite para este servicio tampoco pueden entender por qué se les ha partido la calle en dos.

Mientras los de un lado cuentan con el servicio y, por lo tanto, tienen acceso a la tarjeta de residente y pueden aparcar, simplemente, donde haya hueco en cualquiera de las dos aceras, los del otro lado -si no encuentran el deseado aparcamiento ...

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La ampliación del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) el pasado 1 de junio a 13 nuevos barrios, no sólo ha traído consigo el problema de cobrar por todo un trimestre aunque sólo haya funcionado el último mes. Los vecinos de las vías que sirven de límite para este servicio tampoco pueden entender por qué se les ha partido la calle en dos.

Mientras los de un lado cuentan con el servicio y, por lo tanto, tienen acceso a la tarjeta de residente y pueden aparcar, simplemente, donde haya hueco en cualquiera de las dos aceras, los del otro lado -si no encuentran el deseado aparcamiento en su calle o en las cercanas- sólo tendrán la posibilidad de alquilar una plaza de garaje o aparcar en una zona de pago, al tiempo que deberán estar pendientes de cambiar su coche de sitio cada hora todos los días laborables entre las 9.00 y las 20.00 y los sábados de 9.00 a 15.00.

Los responsables del Ayuntamiento también explicaron en referencia a este asunto que así estaba establecido en las ordenanzas municipales y aseguraron que, para la próxima ampliación, se está estudiando utilizar criterios "más racionales" que no partan una calle por la mitad.

Pero los nuevos residentes de la zona SER ya han empezado a comprobar los problemas de este servicio. Entre otros, según señalan algunos vecinos, que "el parquímetro no da cambio". Como se trata de cantidades muy pequeñas, nadie va "ir a la oficina donde te mandan para recuperar unos céntimos", señala una usuaria. Una opción es comprar una tarjeta monedero con la que ir pagando en cada ocasión. "Pregunté en estancos, en no sé cuántos sitios, pero nadie sabía dónde podía adquirir la dichosa tarjeta", relata esta mujer. Al final, "resulta que son los propios vigilantes los que las venden", continúa, "pero esto no lo publicitan en ningún sitio".

La otra queja más frecuente sobre este servicio proviene de las personas que trabajan pero no residen en estas zonas, que no tienen la posibilidad de comprar la tarjeta. Sus opciones son "coger transporte público (quien pueda tener acceso fácil a él), aparcar a más de un cuarto de hora del puesto de trabajo o alquilar una plaza de garaje por el barrio", protesta una persona que trabaja en Cuatro Caminos.

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