El Gobierno evaluará el caso del 'Tireless' para decidir represalias

El impacto sobre las relaciones hispano-británicas de la llegada del submarino nuclear Tireless hoy a Gibraltar parece depender en estos momentos de lo que dure la escala. El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, consideró ayer que una semana, plazo durante el cual recalan normalmente estos buques en la colonia, sería demasiado tiempo. También descartó que España vaya a adoptar represalias inmediatas. "Vamos a evaluar el impacto de esta visita", dijo el ministro.

Los contactos diplomáticos en torno al caso continúan. El embajador británico en España, Stephen Wright, vol...

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El impacto sobre las relaciones hispano-británicas de la llegada del submarino nuclear Tireless hoy a Gibraltar parece depender en estos momentos de lo que dure la escala. El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, consideró ayer que una semana, plazo durante el cual recalan normalmente estos buques en la colonia, sería demasiado tiempo. También descartó que España vaya a adoptar represalias inmediatas. "Vamos a evaluar el impacto de esta visita", dijo el ministro.

Los contactos diplomáticos en torno al caso continúan. El embajador británico en España, Stephen Wright, volvió a hablar ayer con el director general para Europa, José María Pons, y reiteró que la visita será "corta y segura".

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También se mantiene el tono de la protesta española, ya que Moratinos insistió ayer en que "desde que somos Gobierno, se han producido una serie de actos que no nos parecen amistosos" por parte del Reino Unido; y reconoció que "no es fácil llevar a cabo esta relación con Gran Bretaña existiendo todavía el problema de Gibraltar".

Pero preguntado por las posibles consecuencias de esta situación sobre las negociaciones en curso con Londres acerca de problemas relacionados con el Peñón, Moratinos precisó: "No creo que debamos entrar en reciprocidad".

Dos temas hay sobre la mesa. Uno es la negativa española a recibir en sus puertos a buques provenientes de Gibraltar. La medida tiene consecuencias negativas para la colonia, ya que los cruceros tienden a evitar el Peñón, si luego no pueden recalar en Barcelona salvo que hagan una escala internacional intermedia. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero concedió una moratoria de tres meses que permite que la prohibición no se aplique. Vence en agosto y podría ser renovada.

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Moratinos dejó claro ayer que la concesión se mantendrá. "España, cuando da su palabra, la cumple, y mantendremos la moratoria", afirmó.

Negociación abierta

El segundo tema pendiente es el de las pensiones que reclaman los españoles que cotizaron a la Seguridad Social como trabajadores en Gibraltar y perdieron sus empleos en 1968, al decretar el régimen de Franco el cierre de la Verja. La más reciente respuesta británica a esta demanda, ya negociada en 2001, fue expresada el mes pasado por el secretario de Estado para Asuntos Europeos, Denis Mac Shane, y resultó negativa. Mac Shane dijo que el tema compete a los gibraltareños, pero el Gobierno español no acepta en principio negociarlo con las autoridades del Peñón. Exteriores entiende, sin embargo, que este problema forma un solo paquete con una solución estable para los barcos y cree que la negociación sigue abierta.

Moratinos no descartó, en cambio, otras represalias, tras la evaluación del incidente del Tireless. Ni siquiera la posibilidad de que se endurezcan los controles en la Verja. "Ya veremos lo que hacer. Pero, de momento, no habrá medidas concretas en relación al Reino Unido ni a Gibraltar", dijo.

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