OPINIÓN DEL LECTOR

Ola de calor y autobuses sin aire

Sevilla. Sábado, 26 de junio. Poco más de las 19.30. Parada de autobuses de la avenida de la Borbolla, casi esquina a Felipe II. Ha sido un día de tremendo calor: los termómetros han saltado la barrera de los 40º. Las emisoras de radio, los noticiarios de televisión, los periódicos, el vecino del quinto, todo el mundo habla de la llegada de la "ola de calor". También en la cola del autobús. Los pasajeros aguardan ansiosos a que llegue el vehículo. Al menos en su interior, con el aire acondicionado, se soportará mejor esta asfixiante tarde del sábado.

Llega el autobús de la línea 30. Y n...

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Sevilla. Sábado, 26 de junio. Poco más de las 19.30. Parada de autobuses de la avenida de la Borbolla, casi esquina a Felipe II. Ha sido un día de tremendo calor: los termómetros han saltado la barrera de los 40º. Las emisoras de radio, los noticiarios de televisión, los periódicos, el vecino del quinto, todo el mundo habla de la llegada de la "ola de calor". También en la cola del autobús. Los pasajeros aguardan ansiosos a que llegue el vehículo. Al menos en su interior, con el aire acondicionado, se soportará mejor esta asfixiante tarde del sábado.

Llega el autobús de la línea 30. Y nuestro gozo en un pozo. ¿Todo el mundo sabía de la ola de calor? Todo el mundo... menos el Ayuntamiento y la empresa de autobuses (Tussam). El autobús no sólo no lleva aire acondicionado, sino que en su interior el calor es aún más sofocante que en plena avenida.

Por si fuera poco, los pasajeros se agolpan en la parte delantera del vehículo. Quienes hayan subido en esta línea alguna vez, saben por qué: en la parte trasera hay tres gorrillas que gritan desaforados. Uno de ellos alza tanto la voz que todos podemos escucharlo: amenaza con darle no se sabe cuantos tortazos a una mujer que, según grita, le quiere quitar el negocio de guardacoches en el centro. Por si acaso se escapa algún sopapo, nadie se atreve a pasar de la mitad del autobús.

El conductor, que también debe estar sufriendo lo suyo, pisa el acelerador. Quiere llegar pronto. Algunas curvas las toma al estilo Alonso. Las solitarias calles de Sevilla, convertidas en un improvisado circuito de fórmula 1.

Llegamos a destino. Frenazo en seco. A la calle. ¡Qué alivio! Alivio por estar "al fresco" de las calles del centro de Sevilla, con casi 40 grados.

¿Así quiere promocionar el Ayuntamiento el uso de transporte público? ¿Hay derecho a que aún circulen en esta ciudad autobuses sin aire acondicionado? Por si los responsables de Tussam quieren comprobar lo que aquí cuento: autobús numero 874, matricula SE-2196BB.

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