Reportaje:Eurocopa 2004 | PORTUGAL

El gran desafío de España

Iñaki Sáez encara el duelo con Portugal a todo o nada con un 'once' que define las mejores cualidades del fútbol español y que gira en torno a cuatro jóvenes jugadores: Xabi Alonso, Joaquín, Vicente y Fernando Torres

Luiz Felipe Scolari quiere presentarlo como una guerra, pero sólo será un gran partido de fútbol. No hay tradición belicosa entre el fútbol portugués y el español. Resulta artificial, decididamente falsa, la mirada del seleccionador portugués. Claro que el encuentro de hoy será decisivo, quizá el partido del campeonato por el dramatismo que le precede, pero no es el Argentina-Brasil. Tampoco existe la intempestiva tradición que caracteriza los duelos entre Inglaterra y Argentina. No hay grandes cuentas pendientes entre Portugal y España -sólo se han enfrentado en la Eurocopa de 1984-, ni el cl...

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Luiz Felipe Scolari quiere presentarlo como una guerra, pero sólo será un gran partido de fútbol. No hay tradición belicosa entre el fútbol portugués y el español. Resulta artificial, decididamente falsa, la mirada del seleccionador portugués. Claro que el encuentro de hoy será decisivo, quizá el partido del campeonato por el dramatismo que le precede, pero no es el Argentina-Brasil. Tampoco existe la intempestiva tradición que caracteriza los duelos entre Inglaterra y Argentina. No hay grandes cuentas pendientes entre Portugal y España -sólo se han enfrentado en la Eurocopa de 1984-, ni el clima de enemistad que suele generarse entre las máximas potencias del fútbol. La historia del fútbol ibérico no se relaciona con la rivalidad que produce el éxito. Es otra clase de historia, la de sus repetidas decepciones en la Copa del Mundo y la Eurocopa. No hay, por lo tanto, sitio para fricciones imaginarias.

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El partido se anticipa espectacular. Se dan todas las condiciones para la pasión: el estado de necesidad de los dos equipos ante una situación que no es reversible. El que falle quedará eliminado. La condición de locales de los portugueses añade un elemento crucial. Apenas se recuerdan equipos locales orillados en la primera fase de los grandes torneos. España tendrá que multiplicar su rendimiento en Lisboa para alcanzar la segunda ronda. No puede caer en el victimismo, ni buscar excusas antes del duelo, ni dejarse llevar por la melancolía de sus fracasos anteriores.

España no ha ofrecido su mejor versión todavía, pero ha sido el mejor equipo del grupo. Le ha faltado identidad o la manera de mostrar aquello que hace diferente a la selección. Sáez parece que también lo ha entendido. Frente a Portugal reunirá un equipo que define las mejores cualidades del fútbol español. Lo hará en torno a cuatro jóvenes jugadores: Xabi Alonso, Joaquín, Vicente y Fernando Torres. Los cuatro serán titulares en Lisboa. Cada uno de ellos tiene los registros que se asocian al actual fútbol español: la capacidad de Alonso como pasador en el medio campo, la velocidad y el desborde de Vicente y Joaquín en los costados, la exuberancia de Torres en la punta de la delantera. A ellos, rodeados por un grupo de veteranos, corresponde acabar con el mito perdedor de la selección española.

Enfrente espera un magnífico rival. La selección portuguesa dispone de casi todo, menos de la contundencia ante el gol. Se trata del equipo de Figo y Deco, de jugadores que acaban de conocer el éxito con el Oporto, de gente con larga experiencia en las grandes competiciones. Cualquiera podía pensar en los portugueses como candidatos al triunfo en la Eurocopa. Es el adversario que espera a España en Lisboa nada menos. ¡Qué gran partido!

Iñaki Sáez observa un sprint de Morientes, Capdevila y César.ULY MARTÍN

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