Crítica:CRÍTICAS

Pedantería necesaria

A veces es tan insoportable como una mosca, pero igualmente es tan necesario como ésta para el ecosistema (cinematográfico). El británico Peter Greenaway lleva años lanzando dardos en forma de película a la diana del, en su opinión, aburrido panorama del séptimo arte, "que no ha cambiado sus fórmulas narrativas desde D. W. Griffith". Ahora nos llega la segunda parte de su faraónico proyecto Las maletas de Tulse Luper (cinco largometrajes, 16 episodios para televisión, libros, una web, un juego interactivo y una exposición), su particular historia del siglo XX a través de la personalidad...

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A veces es tan insoportable como una mosca, pero igualmente es tan necesario como ésta para el ecosistema (cinematográfico). El británico Peter Greenaway lleva años lanzando dardos en forma de película a la diana del, en su opinión, aburrido panorama del séptimo arte, "que no ha cambiado sus fórmulas narrativas desde D. W. Griffith". Ahora nos llega la segunda parte de su faraónico proyecto Las maletas de Tulse Luper (cinco largometrajes, 16 episodios para televisión, libros, una web, un juego interactivo y una exposición), su particular historia del siglo XX a través de la personalidad y, sobre todo, del extenso equipaje de un artista multidisciplinar.

Comprensiblemente polémico, eterno aspirante al título de Leonardo da Vinci del siglo XXI, egocéntrico por naturaleza (se homenajea a sí mismo con diversos pasajes de sus películas El contrato del dibujante y El niño de Macon), ambicioso, surrealista a ratos, fascinante en pequeñas dosis y cargante en grandes dosis, Greenaway sigue empeñado en la apertura de nuevos caminos para la narrativa tradicional del cine. Y eso es muy de agradecer. Quizá más propio de un museo de arte contemporáneo que de una sala comercial, su último cine se ha ido abigarrando cada vez más, poniendo definitiva tierra de por medio con algunos de sus primeros (y deslumbrantes) filmes, caso de Conspiración de mujeres y El vientre de un arquitecto. En Las maletas de Tulse Luper es capaz de sobreimpresionar hasta cuatro pequeñas pantallas con diferentes acciones y personajes, además de la caligrafía de una carta, sobre la imagen de otro de sus actores en pleno discurso. Sin embargo, su incuestionable potencia visual se ve difuminada cuando va acompañada de la excentricidad en lo que está contando (como en la trama protagonizada por Isabella Rossellini). Es entonces cuando más se nota su poca capacidad para provocar interés por la historia en sí. En cambio, las escenas con los cuadros de Ingres, el homenaje / crítica al cine, su obsesión por la simetría, los preciosos dibujos en los que saca a relucir sus orígenes pictóricos y las imágenes con algunos de los contenidos de las maletas (agua, niños, puros fumados...) dejan en el (paciente) espectador una agridulce sensación de hastío y atracción imposible de olvidar.

LAS MALETAS DE TULSE LUPER (2ª PARTE)

Dirección: Peter Greenaway. Intérpretes: Isabella Rossellini, Anna Galiena, Ana Torrent. Género: drama experimental. RU, 2004. Duración: 122 minutos.

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